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Zenjitsu por Aphrodita

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Notas del capitulo: Esta pareja fue una de las primeras... Me retracto, fue LA primera que me gustó (A pesar de que hoy en día puedo decir, sin temor a equivocarme, que el Ichigo x Toushirou es mi favorita) Así que solo por eso va dedicado a mi misma xD.
Que jodido que es encontrar un fic de estos dos.
¡Ah! Pese a que es un Kisuke x Ichigo de principio a fin, en realidad esconde otra pareja :P
No hay spoilers, salvo que algún colgado aun ande por la segunda saga. ¿Que? Yo hasta un mes atrás ni conocía Bleach, empecé a leer fics apenas había visto diez capítulos y me spoilé de todo... Eso sí en un mes ya vi como diez saga (Exagerada, Dita... En realidad quedé en el capi 176).
Por ultimo, el título del fic se traduce como "El otro día" o "El día anterior" Pero no con la connotación de ayer (En ese caso es "Kinou"), sino como una expresión ¿? ¿Se entiende? Soy muy mala explicando -_-

Antes de pasar al fic:

-Kurogi: La chaqueta negra de los shinigamis / Midorigi: Le digo YO al que lleva puesto Urahara, dado que “gi” es en general, le agrego el “verde” en japones XP. Esto no quiere decir que esté bien ni que sea así, es mambo mio.
-Hakama: El pantalón negro de los shinigamis.
-Obi: Cinto (Aunque creo que digo cinta xD)
El ex capitán del doceavo escuadrón se ajustó su sombrero rayado escondiendo una pícara sonrisa. Era muy entrada la noche cuando, el joven al que había entrenado tiempo atrás, ingresó a su casa.
Urahara supuso, acertadamente, el proceso por el cual el shinigami sustituto había atravesado para finalmente decidirse a ir a hablar con él de ese tema. Y este detalle, no lo pudo evitar, le dio algo de ternura.
El pelinaranja llamó desde la entrada a su "mentor" con algo de culpa por la hora, pero a su vez seguro de que no lo molestaría en verdad con semejante, lógicas y comprensibles razones para estar allí.

—Oh... Kurosaki.—El rubio fingió sorpresa, de pie en la ante sala, vestido como comúnmente andaba, con sus sandalias y sus extraños ropajes verdes.
—Urahara-san, lamento la hora... —Ichigo, en versión shinigami, con su enorme zanpakutou detrás intentó formar una oración coherente sin que su mente adolescente le jugase una mala pasada—Pero es que con todo este asunto de los Arrancars yo...
—Sí, sí... Pasa Kurosaki, no te quedes ahí.—Invitó Kisuke dando la vuelta para que lo siguiese.
—Me gustaría entrenar un poco con usted y de paso quitarme algunas dudas... Sobre el enemigo—Terminó por decir torpemente.
—Claro, claro... —Abrió la compuerta que llevaba al subsuelo y con su mano invitó al menor a ingresar.

En ese momento Ichigo intentó re ordenar su cabeza; aunque había practicado una y mil veces como decir las cosas, estando frente al otro, todo su repertorio comenzó a flaquear. Ok, aceptaba que era un asunto del cual no se podía hablar abiertamente, o al menos él no podía. Pero ¿Porque Urahara? ¿Porque se vio en la necesidad de hablarlo con el tipo de las sandalias y no con otra persona? En su interior, el joven lo justificó creyendo que si con alguien podía o debía hablar de esas cosas, era con él, quien le había entrenado y aconsejado mil veces.

—Bien Kurosaki... —Dijo Kisuke trayendo a la realidad al mentado sujeto, ya una vez debajo del gran almacén—¿De qué manera quieres entrenar?—Averiguó, perspicaz, dándole lugar al otro para expresarse.
—Pues, en realidad... —Kurosaki jugaba nervioso con las puntas de su cinto blanco, serio como nunca antes había estado.—Quería hacerle unas preguntas sobre...
—El enemigo... —Cooperó el rubio con Benihime en su mano a la que luego guardó notando que era innecesaria.
—Sí, el enemigo... —Repitió innecesariamente perdiendo su vista a la nada, supo que estaban esperando por sus palabras así que comenzó a balbucear:—Me preguntaba... Es decir... Digo...
—¿Quieres un poco de té?—Invitó el mayor para buscar de esa forma, tranquilizar un poco al muchacho.
—Bueno, sí... Un poco de té no estaría mal.—¿Qué demonios le estaba pasando que comenzaba a comportarse como un idiota? Se reprendió mentalmente.

El mayor desapareció unos cuantos minutos, cosa que el shinigami sustituto agradeció profundamente ya que le permitió acomodar mejor sus arremolinadas ideas. Cuando Kisuke apareció, era evidente que el pelinaranja ya se encontraba mas sereno, pues no portaba ese rostro que profesaba un inmenso nerviosismo.

—Dime... —Solicitó Urahara con toda la paciencia del mundo cediéndole una pequeña taza a su invitado.

Ambos se encontraban sentados sobre una de las rocas artificiales, como si estuviesen de pic nic, cada uno sumergido en sus propios pensamientos.

—Supongamos que el enemigo es una buena persona—Empezó a hablar controlando el tono de su voz, tomó aire, y prosiguió—Y yo quiero... Debo... Matarlo. Pero sé que eso está mal.
—No... No está mal.—Contradijo el rubio entendiendo las palabras del menor—Es decir... Sí tu quieres matarlo, tendrás tus motivos, y no quiere decir que está mal. Esta bien sentir diversas emociones, eso nos hace humanos. Además, las escalas de valores difieren de persona a persona, cultura a cultura.
—Sí... Ya sé... Además siendo shinigami es lógico.—Analizó Ichigo—Inevitablemente tendremos que acabar con la vida de algunos por el bien de todos. ¿Hasta que punto el fin justifica los medios?...

Aquel ultimo análisis fue sincero, pero sintió, con veracidad, que se estaba yendo por las ramas y perdiendo el foco de lo que quería conversar, así que retomó, con un poco más de confianza.

—Bueno, si yo sé que es lo que quiero... ¿Cómo sé que es lo que quiere el otro?.
—El enemigo.—Pronunció el mayor algo ido, a pesar de que entendía las extrañas preguntas de Kurosaki le costaba seguirle la marcha.
—Claro... ¿Cómo puedo saber que es lo que quiere el enemigo?.—Al ver que no lograban entenderlo, formuló la pregunta de otra forma—Yo ya sé lo que quiero... ¿Cómo puedo saber sí el otro, mi enemigo, quiere lo mismo?
—Ahaaa... Bueno, eso es difícil.—La respuesta hubiese sido sencilla: Sí es tu enemigo, es lógico que también querrá acabar contigo, pero con empatía terminó por decir:—Hay algunas cosas que te dan la pauta.—Susurró, como si estuviese revelando algún oscuro y macabro secreto—Detalles que te hacen darte cuenta que quiere matarte.
—¿Cómo cuales?—Intentó disimular su creciente interés por conocer las respuestas.
—Mmmmm... La forma en que te mira.—Urahara elevó sus cejas fugazmente—La mirada puede estar diciéndote: "Quiero matarte, voy a matarte"
—Entiendo.
—Los movimientos que hace... —Siguió susurrando—¿Es un enemigo con mas experiencia que tu o menos?
—La verdad es que no sé... —Dudó el pelinaranja frunciendo su frente—Supongo que tiene mas experiencia que yo.—Finalizó observando a su seudo maestro.—¿Hay alguna diferencia con ello?
—¡Pues claro, Kurosaki!.—Exclamó Kisuke sonriendo—Si el enemigo tiene mas experiencia que tu en el campo de batalla será quien dé el primer paso... ¡Y ahí!—Nuevamente elevó sus cejas fugazmente.—¡Mi querido Kurosaki! Sabrás cuales son sus intenciones... —Sacó su abanico, abriéndolo de improviso, causándole un apenas perceptible sobre salto a su interlocutor—Sí quiere... ya sabes... matarte o no.

Aquello se estaba tornando sumamente siniestro y tenebroso.

—Bueno, y en el caso de que sea así.—Continuó Ichigo realizando una breve pausa para nuevamente acomodar las palabras—Supongamos que es un enemigo con sed de matar... ¿Como sé si yo?... Es decir... —Comenzó a trabarse, aquello se estaba saliendo de contexto—Como sé si soy un rival digno de él... Sí el...
—Si él estaría dispuesto a medirse contigo ¿No?...
—¡Eso! Como puedo saber sí mi enemigo está dispuesto, o me considera digno para pelear con él.
—Una de dos: O lo enfrentas tu, o esperas a que él dé el primer paso.
—¿Y como hago eso?.—Preguntó Kurosaki al borde de la desesperación.

¡Ese era el embrollo! Saber como carajo se suponía que se hacían esas cosas tan complicadas de sobre llevar; eso era lo que lo tenía noches enteras en vela. Su cabeza era un nido de ratas, ratas de laboratorio que no paraban de correr "hiperactivamente" en sus rueditas.

—Hay que tener valor para esas cosas.—Dijo Urahara con un tono de voz... extraño. Estirándose levemente hacia atrás, dejando entrever su formado pecho por culpa de su midorigi que se había abierto ligeramente.
—¿Solo valor?
—Y bueno... Algo de experiencia en el campo de batalla.—Acotó quitándose su sombrero para llevárselo a la entrepierna, tapando así con disimulo una creciente erección—Sí no tienes experiencia te pateará el trasero en dos minutos, y hasta quizás te considere indigno para pelear con él.

Ahí, el shinigami sustituto palideció, porque de algo estaba seguro en toda esa confusión: Que lo que menos tenía, era experiencia. Y en cambio le sobraba miedo.

—Como tu maestro.—Se jactó el rubio sonriendo con lascivia—Me siento en la obligación de entrenarte.—Aparentando preocupación y compromiso.
—¿En... trenarme?.—El menor parpadeó estupefacto, ¿Era el momento ideal para ser sincero con el tipo de las sandalias? Quizás sí, porque sintió que las cosas se le estaban yendo de las manos.
—Entrenarte Kurosaki.—Repitió Kisuke elevando su mano para, con la yemas de sus dedos, abrir un poco la parte superior del traje de Ichigo y acariciar su vientre.

Ahí sí... las cosas se le habían ido completamente de las manos. Y es que ni pudo reaccionar, aun cuando sintió los labios de Urahara sobre su ombligo. Un estremecimiento se apoderó de su cuerpo, tanto que comenzó a temblar de pies a cabeza, pero no por temor, todo lo contrario... Ansiedad era lo que se había apoderado de su persona, inquietud y un extraño bienestar. Sobre todo cuando la otra mano del mayor dejó de sostener el sombrero para posarse sobre su pene.
Ichigo, en ese instante, con contacto tan íntimo y directo, dio un respingo:

—¡Urahara san!.
—Shss... Tranquilo Kurosaki, verás que bien entrenado sales de aquí.—Dijo con malsana intención mientras esa mano que se había posado sobre el miembro del adolescente se encontraba ahora luchando para liberarlo del encierro de la hakama.

Tarea fácil para él, afortunadamente, estaba acostumbrado a ese tipo de ropajes, y conocía los atajos para desvestir rápidamente a un hombre. Notó la turbación en el shinigami sustituto y dudó por un instante en ser tan osado, quizás estaba yendo demasiado rápido. Pero de todos modos, el pelinaranja no reaccionaba... Ni a favor, ni en contra. Y el que calla otorga.

¿Porque?
¿Porque no le daba una paliza en ese mismo momento, se ponía de pie y se mandaba a mudar?

Más allá de saber que, de querer hacerlo, sería el rubio quien le diese una paliza, la verdadera razón era que aquellas extrañas sensaciones le estaban produciendo no solo satisfacción absoluta y desmedida, sino por sobre todo, un anhelado desahogo. Un poco de respiro, para él y para su piel.
Para colmo sentir un tenue beso sobre la punta de su pene, no lo ayudó en nada a pensar con mas claridad, por el contrario, sus sentidos se nublaron por completo y un gemido, algo culposo, surgió de su garganta.
El mayor supo por ello que iba por buen camino, y pellizcó con algo de rudeza la tetilla izquierda de su aplicado alumno. El gemido de Ichigo, fue en ese caso, de dolor. Pero de un dolor muy particular: placentero y adictivo.
Kisuke decidió ir un paso más allá, al ver la completa sumisión, deleite y entrega de Kurosaki, y fue su lengua la que hizo acto de aparición, humedeciendo perversamente los testículos del indefenso joven.
Si antes no habían quebrado sus barreras, con esa humedad en zona tan comprometida, el shinigami sustituto estaba completamente a merced de su amante. Cerró sus ojos dejándose llevar, pero los abrió cuando de improvisto el rubio lo tomó de la nuca; y lo vio elevando su cabeza para llegar a su rostro.

—Urahara... —Iba a quejarse, ¿De que? No lo sabia, pero iba a quejarse.

¿Que carajo le estaba haciendo ese tipo que ni hablar coherentemente podía? Ni pensar, ni reaccionar. Aquello era maravilloso, pero a su vez, aterrador.

—¡Aaahu!—Jadeó el pelinaranja cuando sintió un mordisco en el lóbulo de su oreja derecha.

El mayor no perdía el tiempo, supo que si le daba lugar a reaccionar, toda la magia acabaría... Lo mejor era tenerlo a Ichigo así, excitado, a punto, haciéndole desear cada vez más. Descendió por su cuello, lamiendo a su paso, disfrutando del agradable aroma que portaba el jovencito; un aroma propio del cuerpo, masculino y embriagador. Se mordió las labios, conteniéndose, pues quiso en ese preciso momento e instante poseerlo... Pero, paciencia, todo a su tiempo.

—Urahara san, no... —Sentenció Kurosaki al sentir como le quitaban con rapidez el lazo de su obi que inmediatamente dejó caer al suelo la hakama; y dejándolo completamente desnudo cuando fue su kurogi el que desapareció.

Ese "no" profesado sin fuerza, sin convicción. Se necesitaba mucho más que un simple y vano "no" para frenar a Kisuke. Eso, el pelinaranja lo supo, pero como en su interior quiso saber si su cuerpo podía experimentar mas gozo del que ya estaba padeciendo, prefirió seguirle la corriente a su versado maestro.

—Eres un muchacho muy apuesto.—Dijo Kisuke con devota sinceridad, observándolo de arriba abajo, con un brillo de lujuria en sus ojos.—Y estas bien "equipado"—Sus ojos se posaron sin decoro sobre el enhiesto miembro del chico.

Algo avergonzado de ser visto, por primera vez, de aquella manera (Y encima por un hombre mayor) el shinigami sustituto no pudo más que plantar una cara de pocos amigos y desviar su mirada a la nada con un notable sonrojo en sus mejillas.
Se encontraba de pie, algo intimidado, pero haciendo todo lo posible para que no sea evidente; sus piernas flaquearon cuando sintió las manos de Kisuke, quien aun se encontraba sentado frente a él, aferrando sus nalgas con ímpetu, las cuales abrió ligeramente.
Con la yema de su dedo índice recorrió la pecaminosa línea hasta que llegó al redondeado orificio que palpó comprobando, efectivamente, que era virgen... O al menos que en las ultimas veinticuatro horas no había ingresado nada.

—Eres de verdad... Muy hermoso.—Jadeó el rubio con un rostro por demás sobrio pero sin perder su tinte libidinoso.

Se quedó en su lugar mirando desde abajo como Ichigo cerraba sus ojos fuertemente y fruncía sus facciones en una mueca, mezcla de dolor y placer.
Urahara no dejó de acariciar aquella comprometida zona, sintiendo en su rostro la cercanía del adolescente, y quizás virginal pene.
No lo aguantó mas, y lo preguntó:

—¿Eres virgen, Kurosaki?
—¡¿Porque me toma?! ¡Tengo quince años! ¡¿Que pretende?!.—Se ofendió el shinigami sustituto abriendo sus ojos y clavándolos en su mentor—¡Por supuesto que sí!
—Bien, bien... No te pongas así.—Solicitó el mayor riendo e intentando introducir un dedo en su inexperto amante.
—¡Ouch! Eso duele, Urahara san... —Lo dijo con resentimiento, pero fue mas un susurro acompañado de un gemido que una queja.

Pareció ser que ese detalle, ese punzante dolor, aunque le molestase, igualmente le había generado un hondo agrado.

—Tengo la solución.—Espetó Kisuke radiante como siempre sin dar a entender a que se refería, pues ya habría tiempo para eso.

Ichigo se encontraba sumido en un mar de sensaciones nuevas del cual no podía escapar, y comenzaba a sentir que se ahogaba... Las manos de Kisuke recorriendo su trasero, su lengua lamiendo su sexo, aquello era demasiado y estaba a punto de explotar.

—Oh... Vaya... —Se sorprendió Urahara al ver como el muchacho se encorvaba apenas para alcanzar con su mano su miembro atrapado en las finas telas.

Aquello lo tomó como una invitación, y sin hacerse rogar, el rubio hurgó con una mano y habilidosamente dejó al descubierto un prometedor pene... La madre naturaleza había sido generosa con él. Y esta particularidad, pese a que tuvo que haberle aterrado a Kurosaki, por el contrario, le aguó la boca... Se relamió, comenzando con un jadeo mas pronunciado.

—Por lo que veo, te gusta.—Al terminar de decir eso, la mano del pelinaranja se encontraba masturbándolo con algo de brusquedad y lentitud exasperante.—Introdúcelo en tu boca.

Como un autómata, el joven obedeció, se arrodilló y sin saber bien como tenía que hacerlo, se lo metió en la boca hasta el fondo de su garganta escuchando un "Despacio" por parte de Kisuke, éste aprovechó para acomodarse mejor, arrodillándose frente a él. Y mientras le daba indicaciones de como lamer y succionar sin lastimar, retiró el pequeño frasco que tenía escondido entre sus ropajes, lo destapó y metió su dedo índice embadurnándose con un gel espeso y transparente.
Siempre un paso adelante, Urahara Kisuke.
Debido a se encontraba muy entretenido con el miembro en su boca, no se percató de este detalle hasta que sintió algo frío en su orificio anal. Se contrajo, por reflejo, pero a pedido del mayor buscó relajarse.
Era muy interesante todo ese asunto de lamer y succionar un pene, nunca creyó que hacerle eso a un tipo podría llegar a gustarle, pero allí se encontraba, esforzándose no sólo por el placer de Urahara, sino porque le encantaba notar como se agrandaba y palpitaba en su boca cada vez más, con cada lengüetazo.
Las cosas se tornaron turbias cuando el dolor corporal se hizo presente: Un dedo había irrumpido en su intimidad, abriéndose camino, y por mucho que se lamentó, un segundo le hizo compañía, bailoteando, al minuto, libremente en su interior.
De repente, Kisuke paró con todo: Retiró los dos dedos que se encontraba en la ardua labor de dilatar la virginidad de Ichigo, lo separó a este de su miembro al cual estaba prendido como sanguijuela y lo enderezó apenas.

—Siéntate.—Fue mas una orden que una sugerencia.

Kurosaki no se sometió enseguida, eso sí era ir demasiado lejos. Pero ¿Que se pensaba? ¿Que un hombre como Urahara se iba a conformar con solo eso? Como no mostró intenciones de cumplir con tan osada petición, fue el rubio quien, tomándolo de los brazos, lo sentó de prepo sobre su pene endurecido.
Los dos se encontraban con sus miembros a pleno, completamente excitados. El trasero de Ichigo descansó sobre los muslos de su amante y sus pechos hicieron contacto. Aun con la ropa puesta, Kisuke pudo sentir la dulce piel del muchacho, la cual acarició, comenzando por su espalda hasta descender con rapidez a sus glúteos para desplegarlos delicadamente y situar su pene allí, exigiéndole así que se posase de una vez y que dejase de darle vueltas al asunto.
Sintiendo el frío de la roca en sus rodillas y ese cálido miembro adentrándose en su interior, se aferró a los hombros de Urahara sin poder evitar arquearse de dolor.
Cuando el pene ocupó todo el espacio, un lento y placentero vaivén dio inicio... Los vergonzosos gemidos de Kurosaki inundaron el enorme lugar, dándole la pauta al mayor que no podría sostener por mucho más la situación. Dicho y hecho, con un par de ardorosos movimientos, el muchachito, sintiendo los besos del otro sobre su torso lampiño, se descargó ensuciando la ropa de su amante con su néctar blancuzco y espeso.
Había sido extremadamente delicioso para él, sentir el débil roce de su miembro con el vientre del rubio, quien no contentándose con haberlo llevado al orgasmo, le provocaba renovadas sensaciones de bienestar lamiendo sus tetillas.
El pelinaranja se estremecía de placer aun, pese a haber acabado estrepitosamente escasos segundos atrás. Y para Kisuke no era diferente, demasiado juego previo, y aunque podía retrasar un poco más su eyaculación para disfrutar hasta lo último del apetitoso cuerpo de su aprendiz, tampoco quiso hacerse rogar.
Sintiendo el virginal orificio abrazando su pene, el temblequeo y el notable desconcierto del menor, posó sus manos en sus caderas para marcar un ritmo mas veloz. Al instante, no pudo sostener más la situación, acercó su rostro y mordió la mejilla de Ichigo; y experimentando como su miembro era apresado al punto del dolor en el interior de él, explotó, haciéndoselo saber gracias a un gemido bastante escandaloso.
El menudo cuerpo del adolescente se encontraba tiritando, recibiendo en su interior, lo que el creyó, como litros de semen.

¡¿Que mierda había pasado allí?!

Urahara lo retiró dulcemente del lugar que estaba ocupando y le dio espacio para que se vistiera.
Pese a lo que había pasado, y tal vez justamente por comprender lo que había pasado entre ellos dos, el pudor y la timidez habían dominado por completo al más joven.

¡Había tenido sexo!... Su primera vez. La tan temida "primera vez".

Y con un hombre... ¡No cualquier hombre!...
Ichigo se encontraba nuevamente mas perdido que ruso en el desierto del Sahara. ¿No se suponía que tenía que perder su virginidad con una chica?... Bueno, aun estaba a tiempo, ya que esa virginidad, aun permanecía intacta... Y auguraba seguir estándola por unos cuantos años más... a este paso y con estos gustos.

—Hey, Kurosaki... —Llamó la atención logrando que este diese la vuelta, ya vestido, posando su apocada mirada en su persona.—Ve y dile a Renji lo que sientes.

Kurosaki abrió sus ojos como plato; sintió que el aire del planeta se había acabado de repente.

—¿Co-como lo...?—No pudo terminar de formular la frase, ¿Como carajo lo supo?.

Era sabido que Urahara estaba siempre un paso adelante de todos, pero eso ya era demasiado ¡Ese tipo era clarividente!
¡Imposible!. El shinigami sustituto había tomado todos los recaudos necesarios, pensado y re pensado una y mil veces las preguntas, para no dar ningún indicio o pista de que hablaba de Renji ¿Como demonios era posible entonces? ¿Tan evidente fue?... Y el tan tonto creyendo que su secreto era indescifrable.

—¿Cómo supe que hablabas de Abarai-kun?—Sonrió Kisuke sacando de la nada, y a la velocidad match cinco, su abanico.—Porque él ya pasó por aquí, con las mismas preguntas.—Finalizó jocoso tapándose la boca con su adminículo favorito para que no se notase su macabra sonrisa.

Sí, Abarai había pasado por allí, exactamente con las mismas dudas con las que había ido el pelinaranja, utilizando un artilugio similar al de él, aunque menos elaborado por cierto... Y obteniendo los mismos resultados al final.
Urahara Kisuke era un hombre que SIEMPRE estaba un paso adelante de todos.


FIN
Notas finales: ¡Ah! Me gustó mucho escribir este fic... AAAAAAAAAHHHHHHHHHH!
Como será que me gustó, que lo empecé y lo terminé o.O... pestañeé y lo tenía listo xD Así quedó también.
Muchas gracias por leer, nos vemos con un Shuuhei x Renji. Sí, basta de fics con un Ichigo virgen ¿? Jajajaja!

4 de mayo de 2009
Merlo, Buenos Aires, Argentina.

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