Orgía en Konoha.
Olor a transpiración, a piel, a hormonas; a sexo. Las fragancias de los siete hombres que se encuentran en esa habitación se mezclan deliciosamente, creando un aroma exquisito y delirante.
El Copy-nin aprieta la cintura de Iruka-sensei contra sus caderas, oyendo complacido el splash que hacen sus húmedos cuerpos al chocar, disfrutando del interior asfixiante del moreno que lo estruja con intensidad. Pero no es el único que está sumergido en esa apretada calidez; su alumno está acompañándolo en esa sensual danza dentro del maestro. Se mueven sin control, con desenfreno. Kakashi muerde el hombro bronceado, mientras que las cavidades bucales de Iruka y Sasuke degustan el duro y venoso aparato de Asuma, el cual está de pie junto a los tres, con ambas manos en las cabezas que se bombean desesperadas sobre su erección.
Pero Sarutobi no solo se deleita con el par de lenguas que se pasean enérgicas por su hombría, sino que sus oídos se complacen con la sonata que emite el grupo de muchachos recién graduados de la academia. Ve como Shikamaru se recrea en el firme trasero del menor de los Uchiha, mientras que Neji se apodera de su propio orificio junto con el chico Inuzuka.
Aquello es una locura sin sentido, surrealista, pero que se siente infinitamente bien.
Cuando parece que no puede ser mejor, Sabaku no Gaara hace su aparición.
El pelirrojo toma su posición detrás del joven Hyuuga. Rápidamente sus manos se apoderan del cuerpo del muchacho de ojos blancos, acariciando con ansiedad contenida sus curvas, cada trozo de blanca piel. Lame su cuello, le susurra algo al oído; en un parpadeo puede gozar de su interior.
No hay preguntas, ni después, ni comos, ni porqués; más fuerte, más rápido, más. Es lo único que les importa; es lo único que necesitan.
-fin-