- ¡Niel! – Él no iba a responder, no podía responder – ¿Dónde se supone que vas? ¡Vuelve ahora mismo!- Sus piernas respondieron en su lugar.
Corría veloz por los pasillos de la agencia sintiendo cómo las lágrimas se deslizaban por su rostro. Escuchaba al mánager llamarle, pero iba dejando su voz cada vez más atrás. Era más que consciente de que aquel no era un comportamiento correcto, por lo menos no en el trabajo, pero jamás había sentido tantas ganas de escapar como en aquel momento. ¿Cómo era posible que el destino jugara con él de semejante manera? ¿Qué había hecho tan malo como para ser castigado de la forma más cruel?
*Flashback*
Las olas iban y venían, acariciando sus tobillos, produciendo el único sonido que podía escucharse a esas horas de la noche en la playa. Los días habían pasado demasiado rápido, y toda aquella felicidad parecía estar siendo arrastrada mar adentro, lejos de él. Se sentía extrañamente solo, y no entendía por qué. Nada era diferente al día anterior, ni al anterior de aquel. Salvo por el hecho de que CAP no estaba allí.
Jamás se habían prometido verse allí a ninguna hora, pero así había estado ocurriendo noche tras noche desde el inicio del verano. Miraba impaciente en dirección al sendero que daba al paseo marítimo, por el que tantas noches lo había visto aparecer, sonriendo al verle esperándole, con los ojos brillantes por el reflejo de la luz de la luna. Pero esa vez no apareció, y Niel sentía cómo cada minuto que pasaba se llevaba con él su paciencia. ¿Por qué la noche era tan silenciosa? No dudó ni un segundo más y fue en su búsqueda, sabía que si seguía el sendero hacia el pueblo, llegaría directamente a su casa, y no le importaba llamar a la puerta y conocer a sus padres. Sólo quería verlo ya. Algo le detuvo. Escuchó voces.
CAP hablaba animadamente con un chico, era alguien que él mismo no conocía, pero ellos dos parecían íntimos, lo cual hizo que Niel no se atreviera a acercarse. ¿Con qué excusa iba a hacerlo? ¿Acaso CAP y él eran realmente amigos? Tuvo miedo de avergonzar al chico o de sentirse avergonzado él mismo. Se acurrucó al otro lado de la valla, donde no podía ser visto, con la intención de esperar a que él acabase su conversación y así poder volver a estar a solas los dos.
- Oye… ¿y ese muchacho con el que andas ahora? – Escuchaba la voz de su amigo claramente desde allí – Niel, ¿no? Parece majo aunque un poco rarito. Tío, a veces parecéis novios.
- ¡Qué dices, idiota! Él sólo es un niño antisocial que vive en la casa de al lado. Sólo le hago compañía de vez en cuando porque me da pena.
Escuchaba las carcajadas de los dos, aunque su corazón latía tan fuerte que parecía que quisiera acallarlas. Todo estaba en su mente, nada de lo que él había imaginado era real. Ni siquiera era su amigo. Mucho menos… algo más… Esa fue la última noche que pisó la playa. Y la última vez que le vio.
*Fin Flashback*
Apoyaba su espalda contra la pared intentando ahogar su agitada respiración mientras intentaba secarse las lágrimas con el dorso de la mano. Escuchó un ruido al otro lado de la esquina donde estaba sentado, también era la respiración agitada de alguien, cerró los ojos esperando oír la voz de su mánager. Pero no oyó nada, ni una simple voz a su lado, de modo que abrió los ojos y vio que, junto a su mano, que descansaba en el frío cemento del suelo, se encontraba otra mano que reconoció enseguida por aquel anillo que siempre lucía en su dedo índice.
- Niel…te he echado de menos.- Se sorprendió al escuchar semejante declaración, haciendo que levantara la cara para poder mirarlo a los ojos.
- ¿Qué pretendes? ¡Te escuché el verano pasado en la puerta de tu casa!- Dijo furioso.
- ¿Cuándo? No entiendo a qué te refieres.- Hablaba con seriedad, mientras se acercaba un poco más a él casi rozando su mano.
- Me refiero a todo lo que le dijiste a tu amigo de mi. De nosotros.
- Aquella noche..- a Niel se le cambió la cara por el simple hecho de recordarlo-… estaba asustado, no quise aceptar lo que sentía, y mucho menos delante de mi amigo. Él siempre se burla de mi… Estuve buscándote durante semanas pero desapareciste.
- Normal. ¿Qué querías que hiciera?
- Yo…lo siento mucho… Siempre me has gustado, Niel. Te prometo que no volveré a ser cobarde.- Se bajó un poco el cuello de la sudadera, dejando que él viera su hombro desnudo, lo cual provocó un ligero sonrojo en ambos. En aquel trozo de piel parecía que había algo escrito : CARPE DIEM-. A partir de ahora, vamos a aprovechar cada día como si fuera el último.- Sonrió.
Niel pudo ver en sus ojos la verdad, brillantes. Viendo cómo se estaba acercando lentamente hacia él, no se apartó, se quedó quieto mientras no dejaban de mirarse, pero sabiendo que estaban a punto de rozarse. Sus labios se encontraron tímidamente en un beso, saboreando sus bocas, buscando sus lenguas para entrelazarse juntas y haciendo que ambos se estremecieran con esa sensación tan nueva, tan desconocida hasta entonces para ellos.
Aquello había sido un primer obstáculo muy difícil de sortear, pero… ¿qué pasaría de ahora en adelante? Habían sido escogidos para debutar juntos en una de las boybands del año de una de las agencias más importantes de Corea. El destino, sin duda alguna, les estaba dando una valiosa lección.