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Vamos a ser algo difícil de superar por Niji_Takagawa

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Notas del capitulo:

Sé que en esta ocasión me tardé un poco en subir la actualización, pero estuve ocupada con algunas otras cosas, cuando recordaba acerca de la actualización no podía subirla, pero cuando podía, no recordaba. Espero en verdad que no me odien por este capítulo (?) por eso, en lugar de decir algo más, les dejo leer, disfruten:

Tres días habían pasado ya, tiempo durante el cual Hyde no había dejado de visitar a su querido solista, pues desde el instante en que se enteró del viaje que su líder tenía planeado la idea de consolarlo no abandonó su mente ni por un segundo. Eso fue a lo que se dedicó todo ese tiempo: no dejar que Gackt sintiera demasiado la ausencia de su pareja. Estaba seguro de haberlo conseguido como siempre, pues las apasionadas horas que ambos pasaban en la cama del más alto le decían que éste definitivamente no se encontraba triste en lo más mínimo, por lo que se sintió alentado a continuar con su labor de consuelo. En cierta forma se sentía decepcionado de que los tres días se pasaran tan rápidamente, pues sabía que al día siguiente no podrían seguir viéndose en los mismos términos, o por lo menos no hasta que el querido bajista de L’Arc se volviera a ir de viaje; fue por esta razón que el pequeño vocalista de ojos pardos se encontró haciendo sonar el timbre de la residencia Camui-Ogawa desde temprano, pues ya ambos habían decidido aprovechar todas las horas posibles. Ninguno de los dos perdió el tiempo… Desde el momento en que el más bajo puso un pie dentro de la casa los dos se envolvieron en un cálido abrazo y un beso apasionado que los iba dejando sin aliento, al mismo tiempo que se iban despojando de las prendas que hasta entonces los cubrían… Las inquietas manos de los dos no permitieron que siguieran en su lugar durante mucho tiempo más. Fue cuestión de simples segundos para que pudieran llegar juntos hasta la habitación, donde ocuparon juntos la cama de nuevo, debajo de las sábanas que ya conocían muy bien, en medio de más ardientes y muy frenéticas caricias, pues casi parecía que sus dedos habían cobrado vida por la forma tan familiar en que se deslizaban por la piel del otro, rememorando la sensación que ésta producía.

Paulatinamente toda la habitación se inundó de los graves gemidos del más bajo, de los gruñidos contenidos del solista, de jadeos de parte de ambos, del sonido que era producido por los choques de ambos cuerpos entre sí, y de vez en cuando la cabecera de la cama golpeando la pared contra la que estaba apoyada. Dentro de la oscuridad de la habitación, provocada gracias a las gruesas cortinas cubriendo las ventanas y la puerta cerrada, sólo se distinguían las siluetas de dos cuerpos entrelazados bajo una fina sábana de seda de color rojo. Repentinamente aquellos cuerpos se giraron sobre el colchón para que las posiciones se intercambiaran, dejando al más bajo de los dos encima, por lo que éste comenzó con un vaivén de arriba abajo sobre el contrario; se movía de forma entre frenética y constante, igual que los sonidos placenteros que surgían de sus labios. No supieron cuánto tiempo habían pasado de esa forma, pues tomaban pausas para recobrar las fuerzas y para que el mayor de los dos satisficiera el voraz apetito que siempre había caracterizado a su estómago, pero luego de eso el siguiente destino de ambos siempre volvía a ser la cama, un par de veces el amplio sillón de piel de color negro que se encontraba en la sala, y en una ocasión la tina. No obstante, en cada ocasión volvían al mismo propósito de entregarse a los placeres carnales que desde hacía años no habían vuelto a compartir.

El segundo dueño de la casa donde se encontraban había planeado regresar hasta el mediodía del día siguiente; sin embargo, ya que extrañaba demasiado a su pareja, se había esforzado por terminar antes, lo cual logró con el éxito y la eficiencia que desde siempre habían sido virtudes muy marcadas en su persona. Por lo tanto tomó el tren de regresó a Tokio ese mismo día a las cuatro de la tarde, de nuevo en compañía de su querido amigo de la adolescencia, con quien arribó a la puerta de su hogar.

–Sé que les estaré estorbando para que se den la bienvenida como es debido, pero sólo quiero saludar y me iré en un rato –comentaba el “geisha boy”, como algunos de sus fans lo llamaban, mientras su amigo usaba la llave para abrir la puerta.

–Bueno es un hecho que Gackt querrá darme una bienvenida muy cariñosa pero eso no significa que vayas a estorbar, no digas eso Taka-chan.

–Siempre tan amable –ambos mostraron una sonrisa y una vez que la puerta estuvo abierta ambos se adentraron en aquella residencia; él iba por delante, ya que el bajista le indicó que pasara primero, así podría cerrar apropiadamente– recuerdo bien tu otra casa: ese departamento lleno de objetos varios por doquier, con colores claros ya que te gustan ambientes alegres y llenos de luz. También recuerdo la antigua decoración que tenía Gackt: era como un castillo, muy oscuro pues iluminaba con velas y de estilo bastante gótico… Pero ahora veo esta casa y me parece que es una combinación de lo que ambos tenían, han hecho una hermosa mezcla de los estilos de ambos.

–Muchas gracias, es un gran halago viniendo de alguien que tiene preferencia por los estilos más orientales tradicionales… Tuvimos la asesoría de un buen decorador de interiores pero pues la verdad entre los dos tomamos las decisiones finales. En fin, ¿te ofrezco algo de beber? Oh ya sé, un poco de té para el señor tradicional.

–Te lo agradecería… Pero qué tal si primero buscamos a Gackt, yo quiero ver su cara de sorpresa cuando vea que tu regreso se ha adelantado.

–Tienes razón yo también deseo verlo –tras dedicarle una sonrisa más a su amigo, se dio la vuelta para guiarlo por el pasillo principal de la casa, pero la expresión que su rostro mostró en seguida no pudo denotar más incredulidad y desatino– qué rayos es esto…–Desde mediodía, cuando el vocalista de L’Arc~en~Ciel arribó al lugar, la ropa de ambos músicos se había mantenido en el suelo, marcando el camino que estos habían seguido hasta la habitación. Por ello, cuando el bajista dirigió su atención a ese mismo pasillo, lo primero que notó fue el rastro de prendas… Se terminó de acercar, agachándose, y tomó entre sus manos unos pantalones de cuero que supo reconocer de inmediato– esto es de Gackt…

El solista no tuvo tiempo de decir nada que pudiera tranquilizar a su amigo, pues éste de inmediato soltó la prenda y salió corriendo a la habitación que hasta antes de su partida había compartido con su pareja, seguido de inmediato por su amigo, ya que al verlo en ese estado, y teniendo en cuenta las posibles circunstancias en que hallaría la habitación, temía su siguiente reacción. Y no se equivocaba, pues en cuanto las dos puertas de madera oscura que mantenían la recámara cerrada se abrieron de par en par, y un movimiento en el switch de la luz eléctrica encendió la lámpara de araña que colgaba del techo, pudieron observar con claridad cómo las dos personas que se encontraban aún en la cama rompieron abruptamente el beso que hasta hacía unos segundos compartían, separando de igual manera sus cuerpos para que el más bajo se pudiera bajar de encima del contrario, buscando cubrirse por inercia mediante las sábanas. Ahí estaban, Gackt y Hyde, completamente desnudos en la cama, no había espacio a ninguna duda, no había ninguna explicación que valiera, por más habilidad que Gackt Camui poseyera para formular frases llenas de ingenio en cuestión de unos segundos, sabía que Tetsu no le creería nada… Fue por ello que ninguno de los dos pudo decir nada al instante, y la primera reacción fue mirar al castaño bajista con una expresión asustada… O ¿culpable? Hubiese sido irónico insinuar culpa a esas alturas, pues si el regreso de Tetsu no se hubiese adelantado, habrían continuado con aquella funesta traición.

El bajista, que se había quedado mudo de la impresión, comenzó a llorar sin mostrar todavía ningún tipo de emoción debido al shock tan brusco en el que había entrado; en ese instante únicamente se dedicó a observar al par de traidores que justo acababan de destrozar su corazón y que se atrevían a mirarlo a los ojos desde su incriminadora posición. A la izquierda estaba Gackt: el hombre que hacía apenas tres días se había despedido de él en la estación de trenes, entre de besos desesperados y un abrazo que se negaba a deshacer, diciéndole cuánto iba a extrañarlo y jurándole una vez más un amor eterno que ahora comprobaba que era falso. Al otro lado se encontraba Hyde: su compañero desde hacía diecisiete años, a quien consideraba probablemente su mejor amigo desde hacía muchísimo tiempo, incluso un hermano del alma, la persona que le había ayudado a cumplir su más anhelado sueño, y a quien por lo tanto le había otorgado una confianza infinita, por quien hubiese dado la vida sin dudar… Ambos lo habían traicionado de un modo despreciable, y ahora rápidamente se ponían de pie de su lugar, colocándose unas batas para acercársele.

–Tetsu…

–¿Cómo te atreves a hablarme…? ¿Cómo puedes tener la osadía de pronunciar mi nombre? ¡Maldito traidor! ¡Los dos son unos traidores! Pero qué estúpido fui… ¡Qué ciego he sido! –Esta vez su expresión finalmente demostró toda la furia que sentía, y que claro, estaba en su derecho de mostrar. Al notar que el alto solista se le acercaba dio un par de pasos hacia atrás para volverse a alejar– ¡desde cuándo me han estado viendo la cara de imbécil! Porque si me dicen que ésta es la primera vez ¡no les creeré nada! Siempre supe que entre ustedes hubo algo cuando se conocieron, pero quise creer que eso se había quedado en el pasado… ¡Maldita sea! ¡Hideto se supone que eras mi amigo, y se supone que tú me amabas Gackt! Ahora comprendo…

–A qué te refieres…–musitó apenas el más bajo de los presentes, lejos de los demás, pues procuraba mantener su distancia aún, temiendo un recibimiento igual al que el menor había obtenido. En el fondo sabía que estaba haciendo mal, siempre lo supo, pero su naturaleza, siempre caprichosa y hedonista, había tomado el control de su cuerpo como tantas veces había hecho, y sin importar cuánta culpa podía sentir por haberle hecho semejante daño a su amigo, la satisfacción de haber obtenido uno más de sus caprichos era aún mayor.

–Cuando les conté de mi noviazgo con Gackt… Tu reacción fue extraña, pero ahora sé que no sentiste celos por perder a tus amigos… ¡sino por perder un amante!

–Tetsu te juro que…–las palabras del más alto no pudieron ser terminadas, pues de inmediato fue acallado de nuevo por una fuerte bofetada, la cual no se esperaba, y por lo tanto le provocó incontables lágrimas brotando de sus ojos, al mismo tiempo que una de sus manos subía hasta la zona golpeada como si aún no lo creyera.

–Honestamente no sé qué sigo haciendo aquí, es obvio que les estoy estorbando para que se sigan divirtiendo, además no me interesa escuchar más mentiras de parte de unos traidores –Tetsuya Ogawa siempre había sido un hombre pacífico. Un neurótico para lo que se refería al trabajo tal vez, pero sus asuntos personales siempre los había manejado con un temple por demás sereno y un estoicismo que únicamente Buda habría aspirado a poseer. Sin embargo, en esa ocasión sus ojos, siempre tranquilos y dulces, estaban nublados por una cólera que aún seguía luchando por mantener a raya; sabía lo difícil que era para él enojarse hasta extremos verdaderamente terribles, pero como en esas circunstancias lo había conseguido no deseaba reaccionar de un modo del que luego pudiera arrepentirse. Después de todo, las palabras que llegaban a su cabeza eran demasiado hirientes como para ser dichas–Takanori me voy contigo, no puedo permanecer ni un segundo más en este lugar que ahora simplemente me asquea –dijo con simpleza, de forma cortante y sin mirar al aludido, pues su mirada seguía clavada en sus verdugos, tratando así de transmitirles todo el desprecio, el odio y la repulsión que le provocaban– y ustedes no se preocupen por nosotros que ya nos vamos, pueden seguir follando en paz si lo desean, pues yo ya no soy ningún estorbo entre ustedes. Sobra decir que nuestra relación aquí se termina Gackt, luego mandaré a alguien que recoja mis cosas. Y Hyde, considera a L’Arc en receso… Mañana haré el anuncio a los interesados, pero espero que como tuviste el descaro de revolcarte con alguien que se suponía ser prohibido para ti, ahora tengas el valor de explicarles a todos el porqué de esta decisión, a menos que quieras que yo lo haga a mi modo.

Dicho aquello se retiró del lugar, pues no iba a permitirse seguir exponiendo ante ellos su dolor y su tristeza; nunca había acostumbrado llorar en público… No obstante, en el momento que éste dio apenas un par de pasos hacia la puerta principal, una de las manos del hasta entonces callado Takanori se dirigió a uno de los brazos del solista más alto para detenerlo, impidiéndole seguir al bajista, acción que fue mal recibida por él, pues trató de zafarse violentamente. Sin embargo eso no fue suficiente, y por lo tanto le dedicó una mirada fulminante que, para su sorpresa, no le intimidó ni un ápice y fue recibida con una aún más fulminante.

–Si te atreves a seguirnos, a armar un escándalo o hacer cualquier cosa que altere aún más a Tetsu, te juro por mi vida Camui que tus comentarios acerca de que doy miedo ya no serán una simple broma.

Terminó de hablar sin borrar la misma expresión asqueada de su rostro, para después dirigir su atención al pequeño vocalista, dedicándole una mirada cargada del mismo desprecio, y al mismo tiempo terminó por soltar el brazo ajeno en un movimiento un tanto brusco. En seguida, mientras éste se retiraba finalmente de aquel lugar para alcanzar a su amigo, el ex vocalista de Malice Micer comenzó a llorar amargamente, más que nunca antes en toda su vida, al mismo tiempo que se dejaba caer de rodillas sobre la dureza del suelo de madera de la habitación. Le pareció una reacción por demás patética, algo que tampoco había experimentado anteriormente, pero no supo qué más hacer; después de todo, por culpa de un error estúpido, manejado solamente por la lujuria, acababa de perder al ser más importante de su vida, la única persona a la que de verdad había amado. El letrista de L’Arc por otro lado, observó a su amigo caerse de rodillas y comenzar a llorar, y más allá del dejo de culpa que acababa de experimentar por su líder, una sonrisa denotando un tanto de satisfacción se dibujó en sus labios, pues a pesar del receso de la banda, podía admitir que las cosas habían salido mejor de lo que las había planeado.
Notas finales:

Esperaré que ahora sí me dejen reviews, ya sé, dolió escribir esto, haciendo que Hyde sea tan malo (?) pero espero que les haya gustado. Justo ahora no tengo más qué decir así que solamente, me despido, nos leemos a la próxima, hasta entonces, dulces lunas~ ♥


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