“Erase una vez un ángel moribundo tendido sobre la bruma
Y un demonio se arrodillo junto a él
Y sonrió”
Era una celestial visión, aquellos ojos verdes reflejaban dulzura, esa dulzura que era solo para él, un ángel moribundo incapaz de retener la sangre que se escapaba de su cuerpo. Su mano acariciaba con ímpetu los mechones color chocolate del demonio que curaba su herida
¡Qué ironía! ¡Estaba siendo salvado por el enemigo!
Pero en ese momento todo parecía tal irreal. El demonio arrodillado a su lado, vertiendo algún líquido extraño sobre su herida, con su suave voz le aseguraba que todo estaría bien. Le creía y a la vez sentía que sus palabras solo eran una fantasía
Fantasía o no, tener a su lado a aquel demonio le brindaba tranquilidad. Le daba la esperanza de que todo estaría bien, por ese motivo entro en pánico cuando lo vio alejarse de su lado
-No te vayas- imploro débilmente. Le respondió con una sonrisa- Por lo menos dime tu nombre- pidió viendo como su salvador se alejaba cada vez mas
-Misaki- un dulce nombre para alguien que lleva la maldad en las venas- Debo irme- Ahora escuchaba la razón, aquel nombre estaba resonando en el campo de batalla- Dime tu nombre- lo miro
-Usami- pero su voz fue tan débil que el bello demonio entendió
-Usagi… Que divertido- rio alejándose aún más- Todo estará bien, los alejare- no dudaba de ello, pero no quería que Misaki se alejara de él, lo dejo marchar
-¿Todo bien?- le preguntaron a Misaki
-Sí, nadie sobrevivió- aquellas palabras dichas con tal frialdad estremecieron su cuerpo- Trate de curar algunos pero…- y así su voz se fue alejando dejándolo solo entre la bruma
-Akihiko- escucho- Akihiko- esa voz la conocía bien, toda una vida escuchando sus sermones. Le dio un poco de fuerzas
-Hiroki- dijo lo más fuerte que pudo, lo vio y se sintió aliviado, estaba salvado
-¡Por dios Akihiko!- De seguro su amigo estaba viendo el gran charco de sangre que había dejado antes de ser curado- ¿Estas bien?- estaba seguro que la verdadera pregunta era “¿Por qué sigues vivo?”
-Si- contesto sintiendo de pronto una alegría absurda- ¿Qué pregunta es esa? Quiero decir ¿No ves la sangre?- se burló de su amigo que se arrodillo a su lado, como había hecho su demonio, Misaki
-Veo que estas bien- su amigo suspiro, al parecer aliviado
-Hiroki- No podía externarle cuan agradecido estaba, después de todo, cualquier otro compañero lo hubiera dado por muerto pero Hiroki había regresado por el
-Vamos- Le ayudo a ponerse de pie aunque en realidad Hiroki soportaba todo el peso- Yo solo venia por tu cadáver- mascullo pero Akihiko sabía que eso no era verdad, sonrió
Pero tenía algo de verdad sus palabras, de no haber sido por Misaki el ya estaría en el otro mundo, después de todo los ángeles no eran seres inmortales, o mejor dicho eran débiles ante las maldiciones, aquellas maldiciones que estaban impregnadas en las espadas de los enemigos… Estaba vivo gracias a un demonio… pero decidió mantener eso en secreto, Misaki sería su secreto
-Si ven a un demonio de ojos esmeralda, no lo maten, es mío- recito en su mente sonriendo ampliamente pero aquella sonrisa desapareció…
Misaki nunca sería suyo… Eran enemigos… Pero así…
Soñar no costaba nada…