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TODO CAMBIA por reydelosPK2

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Cap. 2

 

El juicio y la oferta

 

Rápidamente corría por el pasillo. Aquel hombre de fornida apariencia parecía desesperado, había oído los rumores, y maldijo aceptar vigilar las fronteras, de estar en el castillo quizás hubiera evitado esta tragedia.

Hacia solo una hora que llegaba y en las caballerizas mientras depositaba su caballo en su resguardo escucho a otros soldados platicando de suceso: “! El Maou ha regresado!”

Cual pesadilla al fin regresaba el afamado Maou, el primer esposo de Wolfram Von Bielefeld, el padre de Yuuram. Su cara que por lo general permanecía calmada y sonriente finalmente se mostró severa y angustiada.

Rápidamente entraba al despacho del rey

-¡¿Dónde está tu madre?!-Pregunto angustiado. Yuuram alzaba la mirada de unos documentos y miraba a Aldebarán arqueando la ceja, Aldebarán era uno de los hombres de confianza que tenía, el hombre a quien podría denominar padre, pero no lo era, sin embargo no menospreciaba sus intentos de serlo aparecía puntual como siempre. Una sonrisa se dibujó en los labios de Yuuram.

-Buenas noches- reprendió Yuuram al recién llegado, no debía darle opciones a creerse con supremacía, solo sería un peón más de su juego de ajedrez. Nadie podía estar arriba del rey y el rey era él.

Aldebarán un hombre de dos metros de altura, fornido, un oso que se hacía pasar por hombre según describía Yuuram de niño jalándole los bellos de la mano para castigarle cada que intentaba algo con su madre. Su cabellera mostaza también le irritaba pues los mazokus más fuertes tenían el cabello color oscuro cosa que Aldebarán no, pero para su dicha era un demonio puro y también muy fuerte, si ese apodo de oso no le caía nada mal con semejante fuerza bruta. Recodo como sin dificultad solía alzar a su madre cuando se hallaban en peligro inminente aunque su madre no quisiera retirarse del campo de batalla el solía ignorarle y replicar su excusa (Si el rey muere habremos perdido)  luego ponérselo cual costal de papas sobre el hombro y alejarlo de la zona de peligro para regresar solo y seguir la lucha. Al inicio esto causaba confusión y muchos rumores pero después era aceptado, todos comprendían que no era viable arriesgar nuevamente la vida del actual gobernante y si alguien podía sobrevivir a la llamas de furia del rubio ese era Aldebarán, con quien el rubio lentamente terminaba perdiendo la compostura y sacado al diablo interno que había oprimido desde la partida del Maou.

-Buenas noches- repuso Aldebarán recuperando su compostura y mirando serio a Yuuram

-Veo que eres consciente de lo acontecido este día.

-¿Es verdad?-Pregunto con claro recelo y molestia al joven heredero al trono que descaradamente ocupaba el trono antes de tiempo. Ambos se miraron serios.

-Ha aparecido un sujeto de pelo negro y apariencia similar al mía. Es cierto. Pero de allí a que lo reconozca como mi padre y rey de Shin Makoku…-negó con la cabeza

-¿Qué planeas?-Interrogo Aldebarán que conocía a al muchacho y lo quería como un padre, después de todo él lo había instruido en lo que se denominaba estrategia militar y dado rienda suelta a sus aires de grandeza.

-Me ha costado mucho apartar a mi madre del trono, no planeo perderlo por culpa de ese hombre-repuso sin titubeos- conoces a mi madre, es demasiado débil en estos casos… indulgente y negligente. Cree en las segundas oportunidades y no tengo intenciones de soportar tontas escenas de reconciliación familiar- miro fijamente a Aldebarán- no me falles. De todos los idiotas que han tratado de atrapar a mi madre eres el único tolerable.

El mayor miro al menor y asintió.

-No fallare. Puede creerme yo…

-No es a mí a quien debes convences- le corto el joven haciendo aman con su mano para que el mayor se retirara, y así lo hiso pero antes de que abriera la puerta, mirando sus documentos Yuuram ordeno: Usa lo que tengas, la culpa, la razón, no me importa pero no dejes a mi madre caer nuevamente con ese hombre

Wolfram miro fijamente el cielo sin saber que sentir o pensar. Décadas paso obligándose a odiara Yuuri por abandonarlos, años tratando de extinguir sus tontas esperanzas de que el moreno regresaría, aferrándose a su hijo, a ese ciego amor. Años jurándose que si volvía a verlo se vengaría de él. Le haría pagar todo el dolor y la humillación que vivió y ahora que lo encontraba resultaba que no era su culpa.

Suspiro pesadamente, estaba tan cansado… aún era joven pero se sentía como un viejo que espera la muerte como consuelo. De la nada sintió una mano sobre su cabellera despeinándole  

-Ridículo ¿Cierto?-aprecia Aldebarán detrás del rubio molestándole, revolviendo sus cabellos hasta despeinarlo. Wolfram en estos casos le gritaría que dejara de actuar como idiota y prestara atención, pero hoy no tenía ganas. El rubio alzo la mirada en dirección del regente de tierras del sur, ese hombre que vino como muchos a pedir su mano en matrimonio y fue rechazado, pero a diferencia del resto este permaneció en su reino y renuncio a su título de soberano de sus tierras con tal de permanecer al lado del rubio y su hijo. Un amigo. Excuso su loca acción. Sintió pena por el hombre y vio a su viejo yo reflejado en Aldebarán, acompañándole por la vaga esperanza de ganar su corazón. Quizás por eso no lo apartaba de su lado ni el de su hijo. Lástima, la misma lástima que Yuuri le mostraba, la misma que por largos años mantuvo su compromiso en pie y por golpe de suerte se convirtió en amor y de este nació un hijo.

-muy ridículo- repuso Wolfram sin quitar esa mano de su cabeza, sintiendo sus mechones volver a car sobre su rostro al ser liberados del roce. El tacto de Aldebarán era cálido, su manos grandes… muchas veces le vio cual imponente bestia en el campo de batalla arrasando contra todo lo que se le pusiera en frente, tantas veces le faltó al respeto y trato como un niño cargándole cual costal de papas o  balón de futbol fuera del campo de batalla… sin duda lo menospreciaba como soldado y eso lo enfurecía, avergonzaba y a su pesar le gustaba… era grato saber que no estaba solo, bueno nunca lo estuvo, pero desde que Yuuri se fue se sentía solo, sin nadie con quien quejarse, su familia siempre decía lo mismo: el regresara. Pero Wolfram ya no deseaba escuchar esas palabras, deseaba oír la cruda realidad para darse ánimos de seguir odiando a Yuuri u olvidarlo de una maldita vez.

-si quieres llorar… no se lo diré a nadie- antepuso el mayor. Recibiendo esa expresión molesta como respuesta de Wolfram.

-Y sabes que más es ridículo-rio Aldebarán ignorando la molestia del rubio- tu hijo acaba de darme bandera verde para pretenderte y si tu aceptas casarnos

Wolfram giro rápidamente mirando al mayor asombrado, abriendo sus ojos de par en par, incluso la boca.

-¡No te creo!-dijo exaltado olvidando levemente su situación, la de Yuuri y lo demás- ¡eso es imposible!- concluyo peinándose la cabellera con los dedos, no pensó vivir lo suficiente para ver a su hijo dándole permiso de iniciar una relación, no con lo celosos que era, no después de lo que vivieron.

-Ve y pregúnteselo tú mismo. Parece que la llegada de su padre lo ha puesto inseguro, teme que vuelvas con él y sea nombrado nuevamente rey- aclaraba Aldebarán delatando las intenciones de Yuuram cosa que no asombraba a ninguno de los dos.

Wolfram calmo su exaltación, pue sí, eso sí tenía sentido.

-¿Qué voy a hacer con ese chico?. Cada día lo desconoce más y más…- lamento- realmente le hizo falta un padre

-Bueno… pretendientes no te faltaron- reprocho Aldebarán para echarle la culpa al rubio que lo miro asesinamente-  varios quisieron ocupar ese lugar y tú no los negaste esperanzado en el pronto regreso del Maou. Y cuando ocurrió eso te resignaste a que el Maou no regresaría, entonces fue Yuuram quien no los dejo. Según él no dejaría que nadie le robara la corono, ni a su madre. El no haber tenido un padre o tú un esposo fue por culpa de ambos- concluyo el soldado de cabellera mostaza y ojos marrones, con su apariencia de 40 años mostraba un alto nivel de sabiduría, era un demonio de tierra después de todo. Un hombre de más de 240 años,  y aunque Wolfram tuviera 181 años, la diferencia de edades era algo que perdía importancia en ambos.   

Wolfram se apoyó sobre el balcón y suspiro recordando eso momentos.

-Realmente era o es un diablo-admitió pues su hijo se volvía más agresivo cada año con cada pretendiente, incluso hacia tan solo diez años que se fue a los golpes con uno tal lord de quien sabe dónde que le toco el trasero a Wolfram.

-Si pero sabes que en el fondo es un buen chico- defendió Aldebarán a Yuuram

-Y no es el único diablo- acuso Wolfram mirando asesinamente a Aldebarán, recordando como el mayor encubrió el acto vandálico de su hijo y amenazó de muerte al atrevido votándolo de Shin Makoku. No que va, si ambos eran tremendos cuando tenían una meta en común, le miro al mayor y su mirada marrón se reflejaba calmada, libre de culpas, eso le molesto pero le restó importancia, era costumbre que le hicieran perder la paciencia -Supongo que está feliz- encaro Wolfram a su acompañante

-medio feliz- declaro con una amplia sonrisa Aldebarán, para que negarlo, espero por este momento más de 50 años, ahora se volvía realidad, solo era cuestión de pedirlo y hacerlo oficial y al fin tendría en sus brazos al amor de su vida. 

-¿Por qué medio?

-Porque tener a tu hijo de mi parte es media batalla ganada, la otra mitad depende de ti- se acercó más al rubio- ¿Qué dices Wolfram von Bielefeld… Seguirá resistiendo o dejara que mi amor conquiste su corazón?

Wolfram negó con la cabeza y rio dulcemente.

-Al, Al, Al- le llamo divertido de su diminutivo- Mi corazón se perdió en el abismo de la cruda realidad, además- miro de mala gana el techo- si mi hijo te acepto solo es para sacarme del trono por completo y alejar a los molestos pretendientes del camino

-No creo que sea tan malo- admitió Aldebarán- regirías como noble en Bielefeld, sería más sencillo, y como tu esposo te ayudaría en todo, como siempre lo eh echo. Incluso te ayudaría a lidiar con tu hijo en sus momentos de necedad, como lo he hecho hasta ahora.  ¿No deseas eso? Descansar del peso de la corona

Wolfram le miró fijamente y negó con la cabeza.

-Lo dijiste claramente. Lo deseaba. Ahora solo deseo que mi hijo retome el buen camino antes de que sus acciones causen fracturas en el reino.

-comprendo- Aldebarán se agacho hasta quedar cara a cara frente al rubio - supongo que puedo esperar un poco más- elevo su dedo y le dio un ligero golpecito a la nariz

-¡NO HAGAS ESO!- Gritaba Wolfram con venitas en al frente- tu maldito eres quien le metió esos malos hábitos a Yuuram… yo jamás señalo a las personas o les goleo al nariz. No ando repitiendo negativas… es desesperante- recriminaba Wolfram

Aldebarán volvía a despeinarlo. Sinceramente desde que conoció a Wolfram se enamoró perdidamente de él, era como ver un animalito indefenso tratando de lidiar con feroces leopardos al asecho. No es que Wolfram fuera débil, tenía su fuerza y carácter, solo que… su mirada anunciaba un vacío y dolor tan grande que parecía a punto de romperse en cualquier momento. Aldebarán con su complejo de protector cayó ante aquella mirada triste y vacía. Y una ambición enmarco su vida: deseaba ver ese rostro angelical con alegría y al esperanza reflejada en su mirada… así de seguro el rubio se vería tan radiante que alcanzaría al perfección y ese hijo suyo jamás le pareció una molestia, todo lo contrario, era divertido lidiar con el pequeño chantajista.

Wolfram le miro y negó con la cabeza. Quizás el mayor tenía razón pues debía admitir que su perseverancia había logrado posesionarlo en buena estima de su hijo y también él lo consideraba parte de su familia. Lentamente miro el cielo, supuso que no, ya no podía imaginar una vida sin Aldebarán a su lado ya sea para apoyarlo, criticarlo, hacerle perder los estribos o simplemente cuidar a su hijo. ¿Lo amaba? Se cuestionó. Mientras el mayor se sentaba a su lado. Ambos en el piso comenzaban a hablar del reino, de las curiosidades de la vida y Yuuram.

Quizás Wolfram si amaba  a Aldebarán.

Todos los presentes se miraron mutuamente, Yuuri miraba  a los que se sentaban en el tribunal y sorprendentemente hallo entre estos a su padrino Conrad, con una apariencia madura de un hombre de 40 años, sus miradas se cruzaron y le dedico esa sonrisa que siempre ponía al verle, Yuuri se sintió aliviado, al menos uno no le era ajeno.

Nuevamente hacían acto de presencia Yuuram acompañado de su madre Wolfram. Ambos se sentaba en sus tronos correspondientes y miraban con postura neutra a los presentes, parecían imponentes, elegantes… tan nobles.

Yuuri recordó el día de su boda, supuso que se veían así de increíbles. En especial Wolfram con ese porte y esencia real que siempre lo caracterizo.

-hace 85 años el reino fue testigo del abandono del Maou. Durante 85 años hemos pasado momentos difíciles, conflictos en las tierras vecinas, batallas entre humanos, Mazokus e híbridos. El frágil equilibrio que el Maou que vino de otro mundo trajo consigo fue una victoria lo reconozco, más su partida fue la peor de las traiciones. Debido a esto nuevas guerras se acentuaron, más conflictos por el poder, por ocupar el puesto como Maou…- hiso una leve pausa, un recuerdo sombrío despertó en sus memorias, mordió su lengua y se mantuvo firme siguiendo el discurso planificado-  ¿Recuerdo que un renio vecino nos declaró la guerra al declinar la oferta matrimonial? ¿Recuerdan cuántas vidas se perdieron por mantener nuestra libertad como reino independiente? ¿Recuerdan a esos extranjeros tratando de apoderarse de nuestros recursos? Yo lo recuerdo- proseguía con sentimiento puesto en cada palabra y tenía razón, fueron muchos momento difíciles- recuerdo que fui secuestrado a la edad de 25 años (físicamente aparentaba unos 5 años), aun siendo solo un niño ya estaba involucrado en las batallas de poder. Si me lo preguntan a mí, yo no hallo justificativo a su partida pues considero que un rey jamás debe abandonar a su reino, se debe a este no a su egoísmo. Pongo en conocimiento de los presentes mi punto de vista y decisión personal antes de oír las excusas de quien dice ser el verdadero Maou- señalo a Yuuri- y dejo a ustedes el veredicto- concluyo mirando al tribunal y luego sentándose en su trono

Varios murmullos se hicieron presentes en la audiencia, Wolfram mirando esto con preocupación, más se mantuvo implacable en su asiento mostrándose indiferente a la situación que por dentro lo comenzaba a preocupar.

-Como el tribunal de sin Makoku damos inicio a este juicio de responsabilidades al ex regente del Shin Makoku: Yuuri Shibuya Maou vigésimo séptimo acusado de traición por abandonar sus funciones como rey y robar el poder del Maou, dejando al reino sucumbido en una inestabilidad que acarreo consigo diversos conflictos territoriales y políticos, concluyendo en perdías de vidas, recursos y estructuras- anunciaba uno de los tribunales que daba apertura al juicio para concluir con: ahora puede el acusado pasar a declarar su defensa

Yurri que siempre estuvo en pie frente a todos trago en seco al oír el resumen de lo acontecido en su reino por su ausencia y la ausencia del poder del Maou.

-Marche al otro mundo para ver a mi familia de crianza, como era costumbre solía hacerlo por lapsos de tiempo cortos y está ves no fue la excepción, solo me marche por dos semanas y al regresar…- guardo silencio mirando a su hijo que le miraba fijamente sin verle, como si fuera transparente y le valiera un cacahuate- a mi reino ya habían pasado 85 año. Yo jamás tuve planeado abandonar mi reino, mi gente, ¡MI FAMILIA!... No sé lo que paso, pero… ¡YO JAMÁS ABANDONARÍA LAS COSAS QUE AMO!- Grito para dejar de ver a Yuuram y mirar a Wolfram fijamente-… jamás los abandonaría porque son mi vida- concluyo en todo suave

Nuevamente los murmullos se hicieron presentes. Yuuram miro de reojo a su madre y disimuladamente llevo su mano sobre al de Wolfram y le pellizco

-¡Auch!- se quejó el rubio mirando a su hijo asesinamente

-¿te dolió?-susurro Yuuram a su madre, miraba al frente aparentando normalidad y Wolfram igualmente dejo de verlo y miro al frente- recuerda que eso apenas es una milésimas del dolor que sentiste todos estos años por culpa de su ausencia. ¿No fuiste tú quien dijo que lo odiabas. Que jamás le perdonarías su abandono?- clavaba cual estacas las palabras que alguna vez uso su madre contra su padre- Madre- suplico resignado a verle - no me decepciones, no caigas en sus jugarretas.

-yo decido eso- repuso Wolfram poniendo su manos sobre la de su hijo para devolverle el pellizco- no vuelvas a pellizcarme, créeme que aun puedo ponerte en tu lugar ¡soy tu madre!- amenazo el rubio.

Ambos volvieron a ver al público fingiendo normalidad y disimuladamente dedicándose las últimas oraciones:

-no cederé ni cambiare mi postura, aunque seas tú quien lo pida o lo exija- repuso Yuuram

-¿Me estas amenazando?-Interrogo Wolfram sorprendido

-es una advertencia madre. Solo una advertencia- concluyo y Wolfram quedo sorprendido, si era una amenaza.

Aldebarán parado a un costado de la guarda real miraba atento el comportamiento de ambos nobles y noto esta pequeña confrontación  entre madre e hijo, suspiro pesadamente, los aires de grandeza de Yuuram comenzaban a tocar un punto crítico. Recordó como el heredero legitimo desplazo a cada uno de los anteriores habitantes del castillo: Gwendal, Gunter, Conrad, Gisela, Cheri… en fin. Supo cómo sacarlos y meter a su gente. A su parecer todo el sequito que siguió a su padre era incompetente, no pudieron proteger a su madre ni  a él, entonces porque mantenerles en el castillo cerca del poder, mejor regresarlos a sus tierras. Ninguno era digno su confianza o de acercarse a su madre. 

-¿solo dirá eso?-Pregunto uno de los tribunales y Yuuri asintió, no tenía más explicación, no sabía nada más.

Nuevamente murmullos, algunos a favor de Yuuri otros en contra, Wolfram miro esto y temió que el moreno perdiera, sus buenas acciones eran casi ya olvidadas por muchos, no fue un rey que gobernara por antes años que digamos.

-Debo acotar- interrumpo Wolfram levantándose de su trono a pesar de que Yuuram había tomado su mano como indicándole que no lo hiciera. Pero Wolfram era demasiado voluntarioso para su gusto y en frente del público no podía ponerse discutir con él- que creo  en su palabra- todos volvieron a murmurar con asombro, recordando las veces que el rubio dio escena de odio ante la simple mención de su esposo desaparecido- debo decir que soy quien más desea verle muerto- añadió y Yuuri sudo la gotita fría- viví el abandono del Maou, la responsabilidad de un reino, un hijo… la carga de lidiar con guerras, decisiones difíciles. Ser padre es difícil imagínense ser padre, madre, rey…-suspiro- no pude cumplir con todas las funciones. Me ausente de la vida de mi hijo para hacer frente a las batallas, me ausente del campo de batalla para acudir a cuidar a mi hijo y futuro rey. Viví un infierno cuando lo secuestraron… Tengo razones para desear verle muerto- miro fijamente a Yuuri- pero como rey que debe ser justo debo admitir que dice la verdad y su cuerpo es la prueba- señalo y todos le vieron con detenimiento- 85 años en la tierra equivalen a uno 16 años para un Mazoku, más para un hibrido como lo es el son más de 20 años si embargo aún permanece tal cual lo recuerdo, incluso yo he cambiado más el sigue de las misma forma en la cual le vi partir a su mundo. Es todo cuanto deseo acotar- concluyo el rubio sentándose nuevamente en su trono, ignorando las mirada asesina de su hijo que lo miraba fijamente y Wolfram pasaba a ignorarlo.

Nuevamente los murmullos.

-tomaremos un receso para la votación y daremos nuestro veredicto al atardecer- anuncio el preséntate del jurado.

Yuuri miro a todos lentamente levantarse y marcharse, miro a los soldados acercársele y levarlo nuevamente a su celda, giro para ver por última vez a su familia con esa cara suplicante de un momento para explicar disculparse, consolar, tantas cosas… su familia había pasado tantas cosas y el ausente. Un secuestro… guerras. ¿Cómo iba a compensar todo eso?

Conrad miro al resto del tribunal y comprendió la difícil situación de Yuuri. En el tribunal la mayoría conocía a Yuuram y  lo apoyaban después de todo él les hizo favores donándole tierra títulos, acomodando a gente devota a su causa en posiciones de privilegio. Si el diablillo de su sobrino resulto listo y maquiavélico. Los saco del castillo en ausencia de su madre, uno por uno y lo hizo usando la logia y la necesidad del momento. Gwendal fue el primero y quizás el más difícil, su madre aún estaba en reposo, sus heridas no sanaban los conflictos no paraban y de la nada un grupo atacaba las tierras de Voltaire Gwendal tuvo que marchar a proteger sus tierras como noble que era, no regreso. Años después supieron que fue Yuuram quien pago a unos mercenarios para atacarlas tierras Voltaire, acusarlo sería lo lógico, pero el mocoso había borrado las pruebas y cuando Gwendal lo acuso Wolfram se comportó neutral pues no podía creer que su hijo hubiera echo eso, y no podía creer lo que Yuuram decía que su hermano planeaba arrebatarle la corona. Fueron ajuicio y Gano Yuuram por falta de pruebas, el mayor fue condenado a regir sus tierras y no meterse más en asuntos de la corono.

Votar al resto no le fue tan complicado, de hecho si el aun permanecía en Shin Makoku era por mera casualidad, por rarezas de la vida fue seleccionado como parte del tribunal de Shin Makoku, la única autoridad superior al rey, quien por medio de juicios y votación unánime podían incuso destronar al rey y poner a otro en su lugar, la razón por la cual nadie hizo nada fue que a regañadientes aceptaron que Yuuram era un buen gobernante, siempre dedicado y si eran cosas que no tuvieran que ver con su familia más que nada con su madre, era imparcial y justo. Quizás por eso y la culpa dejaron al pequeño rey salirse con las suyas.

-es culpable-dijo una mujer de pelo verde y mirada carmesí- nada justifica su abandono, su deber era con su reino, con este mundo

-no lo creo así- dijo Conrad- es verdad que marcho pero si lo que dice es cierto fueron suceso fuera de su alcance los que lo ausentaron de Shin Makoku. Debemos averiguar qué es lo que ocurrió con el portal.

-por lo que más quieras- renegó la mujer- tú eras su padrino, quien siempre lo consentía, es obvio que apelaras por su inocencia

-es suficiente- repuso otro jurado de mayor edad- a menos que lleguemos a un veredictos homogéneo este juico no concluirá.

Las miradas de Wolfram y Yuuram eran mutuas, ambos con la palabra trabada en la garganta, cual prisioneros sus sentimientos debían esperar mientras sonreían al público mostrando una unión familiar que garantizaba la fortaleza la familia real que era reducida considerando que el ultimo Maou no tenía familia en ese mundo y que Wolfram era el último Bielefeld que quedaba.

-Buenas tardes- saludaba uno de los nobles acercándose a la honorable familia real

-Bueno días- saludaron ambos cordialmente, mirando al hombre y su compañía, venia acompañada de su hija e hijo. Ambos de buenos tributos físicos, el hombre se había asegurado de ponerles en forma y cuidarles cual joyas agradables a vista ajena.

Tanto Wolfram como Yuuram sabían las intenciones, siempre era lo mismo, la presión por incrementar el número en la familia real, Wolfram maldijo ser el descendiente de Shinou, esto primero lo ato a Yuuri, después lo condeno al rumor que él era el único que tenía el linaje de traer sucesores legales al mundo pues era descendiente directo de Shinou. Yuuram como su hijo también tenía esta potestad, además esas características de su padre: cabellos negros, ojos negros, un gran poder se escondía en ese joven de mirada severa. Tan molesto.

-grato es saludarlos y presentarles a mis hijos- el hombre animaba  a sus hijos a ponerse delante de ambos monarcas como si fueran carne fresca en venta, sin importar a quien  agradara el hombre parecía dispuesto a cederlos.

-lo lamento- dijo Yuuram- pero prefiero esperar a mi coronación oficial y gestar mi reino por diez años antes de establecer una familia-dijo sin rodeos rechazándolos y mirando como el trio se retiraba molesto y de la nada se aproximaba otro noble con mayor rango y riqueza

-Eso no es correcto jovencito. Debo recordar que durante todo este tiempo tanto usted como su madre han atravesado situaciones peligrosas, el reino no soportaría la ausencia de sus monarcas, que pasaría si alguno muere, nuevamente el desequilibrio y la lucha por poder lesionarían los polares del reino. Debe formalizar algún compromiso que deje la seguridad de un respaldo en caso de alguna tragedia, le recuerdo que Shin Makoku aun lleva una relación riesgosa con el reino vecino.

-sí, pero yo aún debo sumergirme más en las labores como rey

-Eso es claro- dijo el hombre mirando al rubio- más su madre ya no es regente del reino ahora es un noble regente de las tierras Bielefeld, ¿no cree que por el bien de esas tierras y su apellido debe pensar seriamente en rehacer su vida?- repuso tomando la mano del rubio, cosa que irrito a Yuuram a mas no poder. ¿Quién demonios se creía ese hombre para poner una mano encima a su madre? era viejo para su madre, viejo y fuera de línea, por más rico que fuera no era digno.

-Lo… lo siento- titubeo Wolfram recordando a Yuuri, jamás pensó usarlo como excusa nuevamente para rechazar a molestos pretendientes- pero ahora que reapareció el Maou, le recuerdo que aún estoy casado con él. El matrimonio no fue disuelto- expuso recordando que jamás tubo cabeza para eso, y cuando la tuvo su estúpida esperanza le impidió firmar el documento y después… bueno después llegaron tiempos de guerra.

-No por mucho- repuso Yuuram con clara cólera. Ese era otro asunto a solucionar, el divorcio de su madre y su “padre”. Claro que los divorciaría, con gusto firmaría ese documento de disolución, mandaría a su madre a Bielefeld e incluso lo casaría con Aldebarán para de una vez deshacerse de los malditos acosadores.

-Es verdad- afirmó Wolfram mirando a los presentes con neutralidad y liberando su mano para sujetarla mano de su hijo y calmarlo- pero debo divorciarme de él antes de rehacer mi vida. Mientras eso no ocurra será mal visto y no planeo traer deshonra a mi familia. – concluyo lamentando que sus hermanos no fueran descendientes directos de Rufus y Shinou, no ellos tenían que ser descendientes de otros nobles.

-entonces espero que me tome en cuenta cuando el divorcio sea sentenciado- con descaro capturo la otra mano del rubio, esa que aún estaba libre- créame que no se arrepentirá.

Wolfram se forzó a sonreír y asentir con la cabeza, apretando con más fuerza la mano que sujetaba a la mano de su hijo, pidiéndoles de esta forma paciencia pues vía en sus mirada un volcán a punto de estallar.

-como usted diga- concluyo siendo arrastrado por Yuuram

-¡ESE HOMBRE ME ENFERMA!- se quejó el menor- es por eso que no quería que regresaras a Pacto de Sangre- confesaba- por lo menos en Bielefeld mis hombres no les dejarían entrar al castillo tan fácil, casado con Aldebarán, él te cuidaría… al fin podría descansar tranquilo- concluyo aun exaltado.

Wolfram negó con la cabeza, si, si, no solo sacarlo del trono era la meta de su hijo, sino alejarlo de todo pervertido. Era una especie de complejo de Edipo. Sentirse con el poder de manejar un reino y a madre pues los sentía suyos.

-Calma- suplico el rubio- no es para tanto, no será ni la primera ni al última vez que molesten con eso- repuso- además todo cambiara cuando tú te enamores y elijas a un o una consorte y tengas tu propia familia

Yuuram rodo los ojos

-no tengo planeado casarme- anuncio y Wolfram le miro con algo de miedo de oír la siguiente ocurrencia de su hijo

-no me salgas con las tonterías de uniones familiares para reforzar el linaje que eso no lo aceptaría ni yo ni el reino-amenazo

-eso es asqueroso mamá- reprocho el menor mirando a su madre molesto. Claro que de niño pensaba eso, crecer y casarse con su madre para así solo tenerlo para él. Pero según crecía comprendía que no era posible, más si él no le tenía porque dejar a otro tenerle, otro sería una amenaza. Se dijo pero llego Aldebarán que jamás mostro interés por la corona, al parecer amaba sinceramente a su madre, con los años se ganó su “respeto” y “aprobación” para estar al lado de ambos –Aldebarán…- repuso con molestia, al fin llegaba el día que más temía, el día de entregar el cuidado de su madre a alguien más, de ceder a un ajeno decisiones que antes solo él tomaba sobre la vida de ese ser especial, incluso la oportunidad de que tocara de forma indecente a su madre y trajeran con este un nuevo descendiente nacía. Como le enfurecía, pero era mejor enemigo conocido y sometido a enemigo nuevo por conocer y someter y sobretodo todos eran mejor opción que su padre. ¿Por qué semejante amenaza debía regresar?

“Debo casarlo de una buena vez. Divorciarlo y casarlo. Divorciarlo y casarlo” se repetía mental mente.

-valla así que es verdad- encaro Wolfram a su hijo que parecía decidir a su pareja- de verdad le has dado bandera verde para cortejarme

-a estos- miro al resto y les señalo con esa expresión de desprecio.  Mitras se sentaba en su trono en compañía  de su madre

-bueno no te niego que sí. A comparación del resto Aldebarán se ha ganado mi estima y respeto. También ha sabido ser un buen guía en tu crianza… casi como

-yo no tengo padre y no necesito ninguno- corrigió el moreno a su madre

-ok- dijo Wolfram

-a Aldebarán puedo controlarlo y sé que no hará nada que tu no quieras o yo prohíba y si lo hace sabe que le cortare la cabeza. Su matrimonio no será otra cosa más que una muralla para alejar a las molestas ratas- concluía Yuuram

-tienes razón- repuso Wolfram mirando a los presentes que trataban de acercarse y eran interceptados por los guardias de confianza de su hijo, aludiendo que la familia real discutía asuntos familiares y los atenderían en un momento, claro que ese momento jamás llegaría.

-sea lo que sea que decida el tribunal- repuso Yuuram sujetando al mano de su madre- prométeme que no regresaras a su lado- presiono con más fuerza mirándole fijamente

Wolfram miraba esos ojos negros  que le impidieron enamorarse nuevamente por traer a su memoria el recuerdo de Yuuri, porque debía parecerse tanto físicamente. Cero los ojos y asintió

-de acuerdo-prometió apretando de igual forma la mano de su hijo

Solos gobernaron e hicieron frente a los problemas y pasaron penurias con los contantes acosos y extorciones por formalizar matrimonios y compromisos que no deseaban. Supuso que estaba bien prometerle tal cosa a su hijo. No deseaba volver  amar a alguien de esa manera y sentir su abandono. No se creyó capaz de soportarlo por segunda vez. Y con Yuuri una segunda vez o tercera era posible, no le pertenecía solo a él, tenía una familia en su mundo y si era verdad lo que dijo el tiempo en su mundo y el suyo transcurría de forma diferente.

A la distancia custodiado por soldados que impedían que el moreno se comunicara con los presentes, Yuuri miraba a Wolfram y su hijo, parecían muy unidos.

Nuevamente la gente tomaba sus lugares y el acusado nuevamente era llevado al centro para ser juzgado.

-después de una amplia discusión- dijo el representante del tribunal y todos notaron la tensión en su voz y varios miembros del tribunal con algunos golpes, al parecer más que discutir se pelearon para obligar al otro bando a seguirles en la votación- se ha decidido que el acusado Yuuri Shibuya 27º Maou, no es culpable y tampoco inocente

Todo quedó mudo por tal sentencia

-en pocas palabras no puede ser juzgado por algo que no planifico pero tampoco premiado por dejar su puesto y marchar a su mundo. No puede ser encerado en castigo pero tampoco puede ser restituido a estas alturas.

-eso quieres decir- dijo otro tribunal poniéndose de pie- que el acusado es destituido de sus título de rey, Maou y todo los privilegios, responsabilidades y posesiones que tenía cuando ocupaba dicho cargo- Yuuram rio victorioso- siendo de hoy en adelante un simple civil- Wolfram cerró los ojos comprendiendo lo que eso significaba. En cierta forma le dolió un poco, pero era lo mejor dado la situación- siendo decisión suya quedarse o no en este mundo.

Yuuri volvía a abrir los ojos a más no poder, eso no lo tenía presente. Es decir pensaba que lo encerrarían o volvería aposesionarlo en su puesto, mas no que lo divorciarían de Wolfram y arrebatarían todo lo que tenía, sin siquiera consultarle.

-¡NO ES JUSTO!-Grito y todos le miraron- Yo no planifique nada de esto. También soy una víctima, no pueden hacerme esto después de todo lo que hice por Shin Makoku, por este mundo. Derrote al Soushu… acaso no significa nada.

Nuevamente murmullos entre los presentes. Mas el rey se levantaba de su trono y atraía la atención del resto

-La vida no es justa- repuso Yuuram –Madre- le llamo y Wolfram le miró fijamente, ahora que pretendía el menor, no lo supo- Nos retiraos, no seguiremos un juicio que ya ha sido concluido, no tenemos por qué oír las excusas de esa persona- Camino fuera del salón y Wolfram se levantó tras él. Era verdad ya no había nada que discutir, pero algo se traía su hijo entre manos… Sinceramente no podía descuidarlo ya se había desecho de su familia en sus breves ausencias, no le daría pie a que hiciera otra tontería en su contra.

El ruido de los festejos por parte de lo civiles comenzaba, todos estaban de acuerdo con tal sentencia. Mientras Yuuri exigía la palabra a gritos y era ignorado, trataba escaparse y buscar a Wolfram o Conrad un guardia detenía sus pasos, deseo usar su poder de Maou, más la indiferencia que manifestaba Wolfram lo congelaba. ¿Acaso el rubio estaba de acuerdo con esto?

Yuuram regresaba con el descaro dibujado en su rostro mirando fijamente a su padre biológico, finalmente había despistado a su madre dejándole con Aldebarán.

-Hoy es el mejor día de mi vida, no solo estoy próximo a ser nombrado rey oficial de Shin Makoku por alcanzar mi mayoría de edad- decía su hijo sin abandonar su sonrisa sínica mirando fijamente a Yuuri, como si se burlara de su situación. Sinceramente Yuuri le miraba y lo compara con un pavo real que exponía todas sus plumas-También he tomado una decisión ahora que mi madre es libre nuevamente para rehacer su vida…- Elevo su copa de vino- anuncio que finalmente la caza Bielefeld tendrá un nuevo integrantes, ahora que mi madre se casara con Aldebarán Von Smith noble de las montañas de diamantes.

El silencio reino ante el asombro, más de 70 años esperando que el rubio se comprometiera con alguien y contrajera nupcias, varios ya resignados pues siempre eran rechazados, otros aun intentando conquistarlo y de la nada su matrimonio era anunciado, las miradas dirigidas en dirección de Aldebarán que aparecía distraído con el rubio en compañía, aparentemente el rubio estaba molesto quejándose con el soldado y noble retirado. Ambos miraron al frente al notar las miradas y rápidamente miraron Yuuram

-¡Felicidades!-Repuso Yuuram haciéndose al inocente

-Cálmate Wolfram- repuso Aldebarán comprendiendo al situación y tomando la mano del rubio para que no comenzara un escándalo, no era bueno un escándalo a estas alturas entre ambos soberanos- ya arreglaremos esto a solas…- repuso.

Wolfram crujiendo los dientes maldecía haberle perdido la pista a su hijo, dios ese chiquillo se perdía en un abrir y cerrar de ojos, y allí en el pasillo se encontró a Aldebarán con quien se quejaba como siempre, cual paño de lágrimas y es que no había nadie más con quien quejarse, por eso mando a llamar a Conrad y logro meterlo como jurado, al menos deseaba recuperar a uno de sus hermanos y si con Gwendal fue imposible con Conrad su lo fue.  

Yuuri miro asombrado, Wolfram entraba con un sujeto de más de dos metros de altura, fornido y  de apariencia mayor como si fuera de la edad de Gwendal, pero de mayor tamaño. Más molesto se sintió al ver al mayor tomando la mano del rubio que claramente tenía una cara de enfado y planeaba gritar algo, pero al sentir el agarre solo guardo silencio y se obligó a mantenerse calmado. Era extraño, tan extraño. Como si el rubio se  viera obligado.

-Cuida a mi madre, es lo más importante que tengo y solo a ti te confiaría tal misión

-NOOO- finalmente gritaba Yuuri perdiendo la paciencia emanando aquella aura de Maou que se le salía de control. Todos dirigieron su mirada al ahora simple civil Yuuri Shibuya. Todos con asombro en sus miradas al ver como un aura  azulada lo envolvía y las nubes grises comenzaban a  cubrir el cielo de Shin Makoku

Esto debía ser una locura, pensó el moreno sin poder evitar sentir su sangre  arder, no podían entregar a Wolfram a esa cosa, dios era un monstruo. Lo lastimaría, Wolfram era delicado en cuanto la intimidad, no quiso ni imaginar lo que el rubio sufriría desposando con esa bestia y fuera de eso, él era su pareja, era su esposo… nadie tenía derecho de arrebatarse sin siquiera consultarle o darle una oportunidad

-¡Yuuri!-Llamo Wolfram conociendo ese estado, tratando de calmarlo pues cuando usaba ese poder muchas veces perdía el control.

Yuuram lo miraba con asombro sentándose en su trono, con esos ojos maravillados de ver semejante poder. Era la primera vez que contemplaba el poder del Maou, dejo de ver a su madre y sus nacientes reclamos y enfoco en su padre. “Ese es el poder del Maou…” dijo mentalmente esbozando una sonrisa imaginándose dueño de ese poder.

Aldebarán instintivamente sacaba su espada y ponía delante de sus dos monarcas, no dejaría que ese ajeno acabara con su felicidad.

Yuuram miro fijamente a Aldebarán y sus intenciones, a su madre tratando de ir a calmar a su padre, rápidamente se levantó y le alcanzó tomándole de su muñeca.

-Quiero ver- repuso mientras Wolfram le miraba molesto- no lo entiendes, no dejara que ese hombre te lastime- disimulo sus deseos apretando con más fuerza a su madre para que no interfiriera mientras un dragón de agua se manifestaba y Aldebarán simplemente levantaba un muro de piedra con al cual el dragón de agua chocaba perdiendo su forma. Todos miraron atentos tal choque de poderes, al parecer el ex noble ya hora prometido del actual Maou era como los rumores decían: una bestia imparable.

-¡Yuuram! ¡Suéltame de una vez! terminara lastimando a Aldebarán-Replicaba Wolfram quien en más de una vez había experimentado el descontrol del poder del Maou. Mas sus miedos calmaron un poco al ver a Conrad apoyar a Aldebarán y tratar de razonar con Yuuri.

-No voy a calmarme- Reprendía Yuuri mirando molesto a su padrino- No es justo…- replicaba- comprendo que estén molestos pero no fue mi culpa…- reprocho- también estoy molesto, no planee nada de esto, nuca quise abandonar a mi familia. Puedo aceptar que me destituyan de mi cargo como rey, que mi hijo me mire con desprecio y Wolfram no me ame- índico despejando su poder, recuperaba el control. Alzo la mirada observando a Wolfram- pero no aceptare perderte sin luchar, no puedes simplemente casarte sin darme la oportunidad de recuperar nuestro matrimonio. ¡Eso no! No puedes aceptarlo por despecho, sé que una me amas, un amor tan grande no puede simplemente desaparecer.

Wolfram ya libre bajaba las gradas y se acercaba a la zona conflictiva, miraba fijamente a Yuuri, luego a Aldebarán y a su hermano. Aldebarán bajaba su espada al ver al rubio y notar que la situación dejaba de ser peligrosa, sin embargo no expondría al rubio extendiendo una mano para indicarle que no avanzara más, siempre escucho del poder del Maou pero jamás creyó que fuera tan fuerte, temió que agrediera al Mazoku de fuego o lo secuestrara, era conocido por muchos la historia de ambos, como ese compromiso accidental tras eventos fatídicos concluyo en amor y de este sentimiento nació Yuuram, recordó al rubio aferrado al recuerdo del Maou, cual extremista religioso a su dios. Sintió la rabia encender el fuego en su pecho, eran celos, era miedo de que el rubio despertara ese amor que afirmaba haber superado y lo abandonara cual tapete viejo.

-Wolfram quedase atrás por favor- suplico Aldebarán llamando la rubio por su nombre. Wolfram arqueo la cejas mirando al mayor y su prometido impuesto por su hijo, sin duda se vio a sí mismo en esos años cuando celaba a Yuuri, cuando sentía el asecho de los buitres tratando de quitarle lo que era suyo. No detuvo su caminar, una mano se puso sobre la espalda de Aldebarán como indicándole que el resolvería esto, suplicándole que confiara en él.

Yuuri miraba las acciones del rubio con enfado, eran códigos, códigos que se habían desarrollado entre esos dos, códigos corporales que antes experimentaban ambos, cuando las palabras no eran necesarias, las miradas y los gestos decían más que mil palabras rebelando intenciones, dando a reafirmas sus emociones y lanzándose promesas eternas. Su pecho le dolió, sintió el veneno de los celos recorriendo cada célula de su cuerpo. Ese hombre no era solo un hombre cualquiera, era una amenaza pues Wolfram lo estimaba.

-¡Wolfram!- llamo Yuuri autoritario, exigiendo esa conversación para hablar de su situación, no podían dejarle tirado, es decir del también era víctima del cruel destino.

-Lo siento…- soltó Wolfram en tono lastimero, pues era verdad. Yuuri también era un víctima, pero la vida continuaba, su vida continuaba y no podía votar al Aldebarán cual trapo viejo después de tantos años a su lado. Giro nuevamente en dirección de Aldebarán y le miró fijamente, sería algo complicado pero debía hacerlo acababa de tomar una decisión. Sin aviso alguno simplemente dio un pequeño brinco para alcanzar la mejilla de Aldebarán y darle una cachetada al hombre que su hijo había elegido como su pareja.

-No- Yuuri alterado dejo su estática y sus cadenas se derretían en sus manos al usar magia de fuego para luego correr en dirección de Wolfram y jalarlo de los hombro para confrontar las miradas nuevamente, aun debía quedar algo de aquel amor, aun debía ser capaz de plantar la duda en el corazón de Wolfram, hacerle ver que lo amaba. Tanto amor que le juraba no podía acabar, aunque 85 años era mucho tiempo, no podía acabar de esta forma.

Yuuram no pudo contener su risa se sentó nuevamente en su trono atento a lo que pasaba, un triángulo amoroso y su madre cual protagonista acorralada mirando entre los que ambicionaban su corazón. Rio su madre lo sorprendió, sabía que terminaría aceptando a Aldebarán, pero que le diera una cachetada… lo sorprendió.

-No voy a  aceptar esto, no puedes simplemente dejarme después de todo lo que pasamos juntos- reclamaba el moreno sujetándole más fuerte, Wolfram debía comprenderlo aceptarlo y perdonarlo como siempre, volver a intentarlo.

-Voy a casarme con Aldebarán- repuso Wolfram con tono neutro sin dejar de ver a Yuuri fijamente a los ojos dándole a entender que el amor se acabado, nada había por lo cual luchar.

-eso no es posible. Ni siquiera lo cono…- silencio repentinamente recordando la cruda realidad 85 años, era Yuuri quien no conocía nada de lo que fue su reino.

Ese silencio basto para Wolfram, se liberara del agarre al notar  su soltura.

Yuuri empuño las manos, había perdido. Los guardias acudieron y con sus lanzas acorralaron a  Yuuri. Pensó en usar el poder del Maou para alejarlos, pensó en secuestrar a Wolfram, necesitaban tiempo a solas para hablar, no esta presión de ojos ajenos mirándoles. Necesitaba volver a aquella intimidad que solo los dos compartían como amigos, como novios y esposos.

-alto- repuso Yuuram finalmente parándose de su trono y dignándose a bajar y enfrentar al escandaloso de su padre biológico- el ya no causara más estragos- repuso mirándole y esperando que el mayor asintiera y este lo hizo a regañadientes recordando que no podía hacerle eso a su hijo- levadlo – ordeno  aun guardia- dadle comida y denle tomar una ducha, el hombre ha pasado por mucho para una sola noche…- concluyo y miro como un guardia llevaba  a su padre y este no oponía resistencia, fuera de su visión finalmente ordenaba- Sigamos al celebración

 “Quiero ese poder…” se dijo por dentro mirando el cielo y recordando cómo el poder del Maou incluso cambiaba el clima. Siempre pensó que su madre exageraba, pero jamás lo hizo, supuso que por eso su padre fue tan temido que nadie intento nada contra el reino y cuando se fue todos se envalentonaron y buscaron hacerse de Shin Makoku ya sea de adentro hacia afuera o de afuera a hacia a dentro, sin Makoku era como un trofeo qué destacaría que eran tan poderosos como el Maou o más. Y no solo Shin Makoku, también deseaban tener a su madre el Mazoku de fuego de incomparable belleza, estirpe privilegiado y la fama de ser el amor del Maou. El ego de las personas podía ser insaseable y peligroso.

“Si el gato no está lo ratones hacen de las suyas…”

Pensó Yuuram mirando a su madre reprendiendo a Aldebarán y su imprudencia anteponerse a Yuuri en su estado Maou. Tan escandaloso como Siempre, su madre seguía reprendiendo manifestando esa superioridad de siempre, ese orgullo que pese a haber sido mancillado aún seguía en pie.

“Nadie nos hubieras lastimado...”

Concluyo, cerrando los ojos por breves segundos imaginando como hubiera sido s vida si su padre jamás se hubiera marchado… sin duda seria como lo otros nobles de su edad, un señorito que no sabría pelear, que lloraría por todo y viviría en un burbuja. Negó con la cabeza, la vida dura tenía un punto bueno… despertaba las ambiciones y el talento que un guarda en su interior. Pero… si su padre jamás los hubiera abandonado… sus ojos nuevamente se posaron sobre su madre y miro el parche en su ojos derecho y él puso una mano sobre el suyo también… frunció el ceño molesto.

“Nadie nos hubiera lastimado… Nadie…”

Bajo aquellas escaleras y ordeno a la guardia dejarlos asolas por un momento. Yuuram simplemente se adentraba  a la celda de su padre y este expectante aun con el ánimo decaído le miraba, sin saber que esperar, pero ya no le importaría ni sorprendería, parecía un muerto en vida. Lo había perdido todo.

-Quiero ese poder- Ordeno descaradamente Yuuram sin pelo en la lengua tomando una silla de madera adjunta a esa pequeña mesa de madera de la nueva celda de Yuuri- soy el legítimo heredero y pronto cumpliré la mayoría de edad, como vez soy capaz de dirigir este reino, lo he hecho ya por casi dos años y mi desempeño no ha sido malo, el pueblo me reconoce- daba su discurso mirándole fijamente

Yuuri miro a su hijo y su mirada fría y cargada de ambición, escucho rumores  durante su encierro, algo sobre del príncipe insaciable, aquel que antes de tiempo había tomado la corona y mandado a su madre a Bielefeld. Unas extrañas contradicciones entre lealtad y temor al nuevo reinado que se aproximaba, pues aun el reino tenia flojo sus cimientos y muchos enemigos.

-Lo siento- repuso Yuuri comprendiendo que aun que quesea darle ese poder a su hijo, el no tenía la capacidad, era algo que solo Shinou podía dar y este a su entender había partido al descanso eterno.

-Me lo debes- remato Yuuram con descaro mirándole ya no con calma sino con odio, para que fingir, si de buena gana no se lo daba mejor ser claro y manifestar su verdaderas emociones- ¿Tienes ideas de lo que pasamos por culpa de tu ausencia?- acuso con desprecio mientras se levantaba de su silla y se acercaba a su padre que nuevamente tenia las mano encadenadas y también sus pies era considera do peligroso- ves esto- señalo su ojo derecho- me arrancaron el ojo y se lo mandaron a mi madre para obligarlo a sucumbir a sus exigencias

Yuuri apretó los puños, ya estaba sufrientemente herido como para ser castigado con estas revelaciones

-las bestias del reino vecino, esos seres de la edad de piedra. Salvajes como bestias hambrientas, no le importo matar y asesinar a cuanto ser se le pusiera en frente- miro atentamente a su padre y su semblante no parecía cambiar, le dolía oír aquel relato pero no lo hería de la forma que deseaba, no lograba que le diera la razón del porque merecía y necesitaba ese poder.

-así son las guerras- repuso Yuuri admitiendo la amarga verdad y mostrando la sabiduría que el tiempo le obligo a aceptar, no hay una guerra que no implique muerte.

-si. Así son las guerras- repuso Yuuram –Pero esa guerra pudo ser evitada- soltó venenosamente acercándose a su padre para verle directamente a la cara- ese rey solo quería ocupar tu lugar en este reino y tu lecho. Mamá lo rechazo y la guerra estallo- vio los ojos de Yuuri abrirse- y lo peor no fue mi secuestro-Hizo una pausa para darle la espalda, aún estaba furioso por ese evento, aún estaba traumatizado por sentir la impotencia y comprender que no tenía la fuerza ni el poder de vengarse- lo peor fue ver como ese hombre hizo pagar a mi madre su rechazo. Lo violo e hizo a su guardia real vejarlo y al final con una risotada le dijo que no era el digno consorte que se decía ser. Solo era una puta más- concluyo Yuuram- lo recuerdo claramente. La impotencia, la rabia, el dolor… no pude hacer nada…

Yuuri se encogió jalándose los cabellos comprendiendo lo que su partida había causado, lo que la fidelidad el rubio había costado y quizás la razón por la cual este no lo ambas mas. Lagrimas gruesas se derramaron

-Entrégame  ese poder para protegerle y proteger este reino y déjanos ser felices. Marchare de nuevo- susurro- no necesitamos más de ti o ese pasado.

-¿Quien fue?- era lo único que deseaba saber Yuuri, sin importar el tiempo mataría a ese hombre, lo mataría con sus propias manos por lo que hizo con su hijo, por lo que hizo con su esposo.

-Que importar- repuso Yuuram calmado

-claro que importa. ¡Voy a matarlo! ¡Voy amatar a ese maldito!- ladraba Yuuri cual perro rabioso, como jamás se creyó ser capaz de hacerlo.

-ya está muerto…- Yuuri alzo la cabeza miranda en dirección de su hijo y su clara indiferencia

-acaso tu…- le miro aterrado, apenas era un adolescente, es decir aunque tuviera 83 años aún era un muchacho con mentalidad de 16. A esa edad tanto él y Wolfram consideraban matar algo chocante, y ninguno había llegado al extremo de matar por odio

-no seas tonto, yo estaba agonizante por la pérdida de sangre mirando todo, fue Aldebarán y su ejército el que se infiltro y logro rescatarnos.

-¿Ése hombre?- susurro Yuuri agachando la cabeza

-Sí, es hombre- repuso Yuuram- ese que ocupo tu lugar y apoyo a mi madre en las funciones que abandonaste, quien bajo su sombra mantuvo este reino en orden, quien uso su dinero, su gente como respaldo para un reino que había perdió tantos soldados por las múltiples batallas. ¿Piensas que entregaría a mi madre a cualquier imbécil que viniera a pedirme su mano?- regaño- es el único que ha dado la talla para ese puesto y aunque no sea de mía grado ver a mi madre en compañía que no sea la mía o la de mi abuela, sé que estará bien.

Yurri soltó un suspiro de alivio, su hijo por más petulante que pareciera, por más frio que intentara mostrarse o por más avaricioso que lo hiciera ver parecía que en el fondo tenía un buen corazón y amaba a su madre sobre todas las cosas y estimaba a ese hombre. Coa que rápidamente lo volvió a deprimir. Aquel sujeto le había robado a su familia.

-no sé como hacerlo- repuso sincero- solo Shinou es el que da este poder y decide quien es digno de ser su mentor

Yuuram alzo una ceja, siempre creyó que por ser hijo de ambos era su herencia, pero al parecer no, la parecer había alguien mas a quien convencer de ser digno heredero de tal poder, y al parecer su madre no le mentía cuando dijo que existía Shinou.

-Shinou…- nombro al disque primer Maou con desagrado, cuantas veces su madre no invoco su presencia y este no hizo caso alguno. Siempre creyó que era una invención absurda de los mayores para dar esperanza o causar miedo, pero parece ser que era real.

-¿tú puedes llamar a ese tal Shinou?-Interrogo

-no lo sé, él solo aparece y desaparece a su voluntad. Quizás Murata- menciono al sabio y su amigo, que actualmente vivía en la tierra y trabajaban en una empresa prestigiosa.

-¿El sabio?- repuso mirando  con duda, eso implicaba el otro mundo, eso implicaba una espera incierta, pero que más le quedaba, no perdida mucho, se desharía de su padre por un buen tiempo o para siempre y si regresaba se haría del poder del Maou… no era una mala jugada.

-entonces ve a por el- dijo rápidamente- dile que regrese a este mundo, ambos para que el poder del Maou me sea asignado- repuso ansioso.

-no puedo- repus Yuuri-no volveré  marcharme, aun cuando Wolfram se case con ese hombre y me odie, no abandonare este mundo ni a mi familia nuevamente.

-déjate de sandeces. No tiene ya una familia en este mundo, prácticamente eres un estorbo- reprocho Yuuram sin delicadeza alguna.

-¡Tú eres mi hijo!- dijo Yuuri- Aunque no haya estado allí para protegerlos yo aún quiero saber más de ustedes. Ganar tu perdón verlos, verte crecer…

-es tarde para eso- dijo Yuuram- si de verdad quieres hacer algo por tu familia- elevo al voz- ayúdame. Trae al sabio y así poder invocar a Shinou. Quiero el poder del Maou para proteger mi reino. So lo así podría perdonarte y dignar a llamarte padre- repuso molesto, le estaba costando convencerle y comenzaba a perder la paciencia. Porque debía pedir, era su obligación, se lo debía.

-No voy a abandonarlos- repuso nuevamente aterrado de pensar que al volver a marchar y regresar volviera a darse un gran salto en el tiempo y esta vez no volver a ver a Wolfram o peor regresar y encontrarlo ya casado con hijos, a Yuuram con esposa e hijos. No, no volvería a perder el tiempo con su familia, además aún no se rendiría con Wolfram aún había esperanzas.

-Te entregare a mi madre- repuso Yuuram a regañadientes- dime ¿no o harías ni si quiera por eso?

- Tu madre no es algo que se negocie- reprendió Yuuri a su hijo- no es un objeto

-Si te restablezco nuevamente como Maou, y me cedes el poder del Maou y la corona inmediatamente, recuperarías todos tus privilegios como ex gobernantes, eso incluye que tu matrimonio con mi madre volvería a ser válido.

Yuuri abrió los ojos ante tal posibilidad, en cierta forma era lo justo, el jamás dio su consentimiento para divorciarse de Wólfram.

-¿y Aldebarán?- Pregunto Yuuri, pues a lo que oía ese hombre había hecho mucho y Wolfram parecía tener aprecio y… negó, no el rubio no podía amara otra persona que no fuera él. Todo debía tratarse de gratitud. Solo gratitud y culpa.

-Dame el poder del Maou y te prometo que Aldebarán será lo último que importe, te ayudare a ganar nuevamente el amor de mi madre y hasta te llamare papá. Aldebarán es un bonachón se retirara del camino si ve que ese es mi deseo.

Yuuri miraba a su hijo. Dios se daba cuenta de que su hijo era maquiavélico, estaba tratándole como una herramienta y todo por hacerse del poder del Maou.

Pero aun notando aquello en su cabeza solo una balanza se dibujaba, una donde ponía lo que podía ganar y lo que podía perder al arietarse a un nuevo viaje a la tierra. En ambos resultados seguía siendo todo incierto menos el dolor y el vacío que sentiría si fallaba.

-ok-Dijo Yuuri – voy a hacerlo- aseguro  decidido

Yuuram sonrió y saco la llave se su saco y libero a su padre para acompañarlo a una habitación con una tina.

La expresión de Wolfram se mostró pálida ante la noticia que le daba su hermano, Yuuri había partido al mundo humano. Otra vez marchaba y esta vez ni siquiera se despedía de él o su hijo.

Aldebarán puso una mano sobre la cabellera dorada del rubio  despeinadlo y llamando su atención

-¿Está todo bien?

-Si- respondió el rubio asintiendo con la cabeza- el ya no formaba parte de este mundo después de todo- concluyo resignado siempre era difíciles las despedidas más cuando se marchan sin despedirse…  


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