Cada trescientos años, nace en la manada… un príncipe, uno que no es igual a sus súbditos, uno que posee la fuerza para dominarlos a todos, no con fuerza sino con encanto… y a la vez terriblemente frágil en relación de sus hermanos… quienes se disputarán su afecto… aquel que lo consiga, dominará a todos como líder y como rey…

«Mantener un jardín no es trabajo de un solo día, incluso si terminases con la limpieza hoy, mañana volverían a necesitarla» fue lo más directo que pudo para persuadir a su hermano de acompañarlo al interior del templo.

Merie. A sus 26 años, había caído en la rutina de su trabajo como oficinista, pasando la mayoría de sus días frente a una computadora, realizando tareas monótonas y carentes de emoción, pero no sabe que su vida esta por dar un giro inesperado.

El amor puede ser una enfermedad, una que toma distintas apariencias y se distribuye de manera irregular. A veces, si no es correspondido, puede incluso matar a su portador.

Gold después de viajar para tratar de buscar al chico que le gusta, se encuentra, que, al llegar a su región, descubre que Silver, el chico al que ha estado buscando se va a casar con otro, llevándolo a una gran depresión, ya que Silver lo busca a pesar de que no debería.

Lo cual después de un tiempo, su prometido descubre todo y es cuando empiezan el maltrato hacia el joven, lo cual Gold intenta parar y no puede.

Las cosas se podrán tan fuertes, que uno de ellos tres comete el peor error de sus vidas, cambiando el juego por completo.

Sentir su frío contacto sobre su cuerpo; en sus labios su húmedo y refrescante aliento y dejarse acariciar por ese movimiento salvaje y natural que tanto lo llenaría de alegría y de placer…

Aunque Kouichi no sabía si se refería a la lluvia o a él…

Seguramente serán aquellos por venir. 

Steve x Danny

McDanno

Cuando Cillian O'Connor conoció a Arthur Lee en aquella fiesta su primer año en la facultad de leyes de la ECU, supo que podría sacarle provecho a su amistad. Arthur era un hombre endemoniadamente apuesto e inteligente, demasiado como para pasar desapercibido ante los ojos del futuro abogado. Ambos se atraían con demasía. Pero Cillian subestimó esa atracción, y parece que Arthur también lo había hecho.

Lo que comenzó siendo un juego de escondidas en las que terminaban sobre el cuerpo del otro por un deseo carnal tan errado había terminado en un enamoramiento involuntario y una dependencia que estaba llevando a Cillian a la locura. Cada día se hacía más complicado ocultarlo, incluso después de tantos años.

Los disfraces pueden parecer tan reales a los ojos de un inocente, pero las intenciones pueden ser tan claras que no se pueden ocultar, una breve historia sobre como el amor surge entre un vampiro y un lindo conejito.

Itachi x Deidara