Capítulo único: Terror hacia aquellos colmillos.
Noche tras noche era soñar siempre la misma pesadilla: Los vampiros entran a su pequeña casa para poder apoderarse de todo, tomar a cada uno de sus hermanos y beber de sus sangre hasta dejarlos completamente secos.
Siempre, no había excepción, soñaba con lo mismo. Yuu prefirió dejar de dormir, porque si lo hacía volvería a ver el terror en su mente y, aunque no sea la realidad, el susto que se llevaba era muy realista. Había veces que sentía el dolor, la agonía, desesperación y escuchaba los gritos desesperados como si estos estuvieran gritando justo al lado de él.
No importase si tapaba sus oídos con fuerzas, aquellos sonidos que lo atormentaban venían del interior de su mente y, contraatacar eso, era en vano.
No. Dejaría de cerrar los ojos y, una mejor opción, era hacer la guardia en la casa. Tal vez era una pesadilla pero, ¿y si se hacía realidad? ¿Qué pasaría si, una noche común y corriente, los vampiros allanaran las casas para poder alimentarse?
Jamás lo permitiría. Él tenía una familia para proteger… Después de todo, eso era lo único que lo mantenía de pie y despierto en un sinfín de pesadillas y desgracias.
– ¿Yuu-chan? – Escuchó detrás de él. Era Mika, quien bajaba las escaleras con cautela de no hacer demasiado ruido. Pero aun así, lo había despertado de sus cavilaciones–, ¿qué haces despierto?
– No tiene importancia – Volteó la mirada, no quería que Mika viera las grandes ojeras que se formaban debajo de sus ojos extenuados y oscuros –. Mejor dicho, ¿qué haces tú despierto ahora?
– B-Bueno… – Dudó al hablar. No podía mentirle pero tampoco podía decirle “Me escapo todas las noches a venderle mi sangre a un noble.”Optó por agregar otra verdad más sutil –: Casi todas las noches noto que estás despierto. No todas, pero últimamente lo estás haciendo muy seguido…
– Estoy bien, ¿por qué no vuelves a dormir con los demás? – No, no estaba bien. Necesitaba algo de consuelo pero le costaba trabajo pedirlo. Era mejor no preocupar a nadie, su problema era su problema.
– Yuu-chan – Se acercó hasta él para luego sentarse al lado de él –, ¿qué es lo que te está inquietando?
– Tsk… – Nunca, pero jamás, pudo engañar a Mika. Era como si fueran hermanos de sangre y de toda la vida; lo conocía muy bien –. ¡Vamo-!
Mika lo interrumpió tapando su boca con su dedo índice. Luego le chitó y susurró “Has silencio, todos están dormidos.”Yuu por un momento se olvidó por completo que había más personas durmiendo en su lugar. Se maldijo a sí mismo por haber levantado un poco la voz…
– Yuu- chan, cuéntame, soy todo oídos – Le enseñó una cálida y abrumadora sonrisa. De esas que cuando las ves te da una especie de descarga eléctrica en la columna. No estaba de más, Mika tenía ese encanto al sonreír, hablar, todo…
– Mika, no puedo dormir. Si lo hago, volveré a tener la misma pesadilla – Bajó la mirada entristecido y rendido por no haber durado un poco más reteniendo su problema.
– ¿Cuál pesadilla? – ¡Ah, Mika! Siempre siendo tan insistente.
– Los vampiros, Mika, los malditos vampiros… – Crujió los dientes por la cólera que comenzaba a sentir de tan sólo recordar –. Siempre, cada que cierro los ojos, siento que algo se escapa de mi lado. Noche tras noche me siento solo y entonces, cuando parece que todo estará bien, los vampiros aparecen para asesinarnos a todos de un solo mordisco.
No hubo respuesta por parte de Mika. Se sentía culpable porque él casi nunca estaba para poder consolar a Yuu, pero es que también pensaba en los demás. Porque al vender su sangre, podía conseguir muchas cosas: comida, prendas… armas, alguna forma de escapar…
Era su plan. Conseguir las cosas necesarias para poder huir de ese lugar. Ser libres… Pero esa misma noche tenía que hacer un cambio, primero era la familia. Estaría al lado de Yuu hasta que este lograse conseguir el sueño y esté un poco más tranquilo.
– Yuu-chan, ¿por qué no tratas de dormir? Ven conmigo. Después de todo, ¿cómo planeas librarnos de aquí sin energías?–Intentó hacerle la psicológica para que Yuu le haga caso. No sabía si iba a funcionar, pero no se rendiría hasta lograrlo o avanzar siquiera algo.
–Mika… tú si sabes manejar bien las palabras, ¿eh? –Sonrió de medio lado. Ah, Mika… cómo le molestaba cuando tenía la razón. Si realmente quería vencer a los vampiros y escapar de ahí, tenía que tener fuerzas y energías.
Resignado y un poco asustado por los resultados, caminó cerca de Mikaela, subieron las escaleras y se acostaron en la fría madera donde estaban los demás.
Por un momento se arrepintió de haberle comentado sobre su inquietud a Mika, porque ya estaba enfermo de ver las mismas imágenes perturbadoras de los vampiros, pero, por otra parte, estaba Mika al lado de él mirándolo fijamente. Atento a cualquier necesidad que el pelinegro tuviera.
Entonces cerró lentamente los parpados para dejar que los sueños lo envuelvan. Había olvidado lo relajante que se sentía hacerlo. No obstante, la pesadilla había vuelto.
Sangre, dolor, muerte, soledad…
Mika aún no se había dormido, estaba esperando señales de Yuu. Al notar que estaba todo bien, cerró sus parpados para volver a dormir, pero luego escuchó como Yuu se removía incómodo en la madera. Algo andaba mal…
–Yuu-chan –Lo tomó del hombro para llamar su atención –, ¡Yuu-chan!
–Ugh–Despertó de su ligero trance. Se levantó rápidamente y miró a Mika. El terror podía verse en sus orbes esmeraldas.
– L-Lo siento, Yuu-chan –Dijo apenado. No quería que volviera a presenciar esas cosas, pero al parecer no tenía poder sobre su mente. Las ideas se le acababan.
– No te preocupes… Mejor me voy a dar… una vuelta –Fue detenido antes de bajar por las escaleras. Lo estaban tomando del brazo.
– Tengo una mejor idea, por favor, inténtalo una vez más –“¿Acaso quieres que me muera del miedo, Mika?
No podía decirle que no a esos ojos azules, no a esa persona que era su amada familia. Respiró profundo; iba a intentarlo una vez más. Cielos, las cosas que uno podía hacer por una persona…
Una vez más y, por última vez, se recostó al lado de Mika. Aún no sabía cuál era la nueva idea que se le había ocurrido. No demoró mucho en darse cuenta cuando los pálidos y fríos brazos de Mika lo envolvieron por completo.
Saltó en el lugar ante el tacto. Luego, Mika lo acercó hacia su pecho para que pudiera reposar su rostro en él. La vergüenza comenzó a notarse en las mejillas de Yuu en un santiamén. No estaba de más, siendo abrazado de forma tan tierna y delicadamente.
Se sintió protegido, más que eso. Una abrumadora calidez hizo que Yuu correspondiera el abrazo. Ya no sólo era Mika quien estaba abrazándolo, sino que Yuu también, y con unas inmensas fuerzas.
Olvidó por completo las pesadillas, tranquilamente podría irse a dormir pero quería disfrutar del momento un poco más porque se sentía tan bien…
–Mika, no te apartes nunca de mí lado…
– Nunca lo haré, Yuu-chan. Es una promesa –Apartó los negros cabellos de la frente de Yuu y lo besó –. Ahora descansa…
By: Azuraki