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Amantes Modernos por noemibeargirl

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Notas del capitulo:

¿Hey, qué tal queridos lectores? Antes que nada una disculpa, se que llego 15 días tarde. Pero la lista de mí no consideró que iba a tener evaluaciones estas ultimas semanas jejeje... Las buenas noticias es que ya soy libre n.n Por ello como compensación publicaré un capitulo diario la próxima semana. Así como este hoy y otro mañana. Sin más que decir gracias por leer y espero que les guste...

Canciones del capitulo

Poli - Zoe

Aquí voy - Jesse & Joy

---Fer---


Recuerdo a Poli, era mi chica ideal. Una dulce perla blanca mexicana. La cual yo amaba pero nunca pude tener…” cantaba al aire. Estoy sentada al lado de un árbol del jardín de la preparatoria, intentando dejar cualquier preocupación atrás. Desde el viernes que mi vida era un sube y baja de emociones. Desde la fiesta hasta ayer, con Brenda y Rebeca poniendo mi vida de cabeza. Lo que más deseaba era gritar un simple paren el mundo que me quiero bajar. Por ello la hora libre que tenía antes de mi clase de hoy era perfecta.


A pesar de que había intentado mantener mi mente ocupada todo el tiempo, este descanso era refrescante. No tenía ganas de hacer nada más que esto, cantar sin que nadie me oyera. Lamentablemente, alguien no había captado mi deseo de estar sola – Hey – la voz de Brenda interrumpe mi melodía. Suelto un resoplido; me miraba como siempre, como si estuviera arriba de mí, lo odio. Aunque para ser justa, literalmente, estaba arriba de mí. – Hey – dije igual intentado ignorar su presencia, quería seguir en lo mío. En definitiva, no seguiría cantando si ella estaba ahí. Sin embargo no entendió mi evasiva, o si lo hizo me ignoró. Pues sin pedir permiso se sentó a mi lado, tomó uno de mis audífonos y se lo puso en el oído. Su acción fue tan altanera que en menos de un minuto ya estaba enfurecida, “¿Quién se cree?” – ¿Qué quieres? – pregunto con un tono poco amable, pero ella no responde. En cambio, de nuevo con soberbia, toma mi celular, reproduce la canción desde el inicio y canta la parte que yo acababa de entonar. – Así es como se canta – asegura con superioridad, haciéndome enojar aún más. “¿Enserio? ¿¡Qué mierda!?” Estaba por decirle, con palabras poco armoniosas, que se fuera a la fregada cuando sentí sus labios sobre los míos. – Así es como se besa – apenas había los había rozado, pero me dejó sin palabras – ¡Oh! Y otra cosa nadie, NADIE me roba un beso ¿oíste? – el hechizo que había puesto sobre mí se quiebra. ¿Qué puedo decir? El cuerpo es débil. “Sí que es toda una imbécil” – Eres una imbécil, así que deja de perder mi tiempo y dime qué quieres – sabía muy bien que no estaba ahí sólo para burlarse de mí. Su mirada muestra asombro ante mis palabras, aun así no comenta nada. En cambio, aprieta los labios un instante y, por fin, mi pregunta. – Necesito tu ayuda, quiero que me ayudes a vengarme de Sandra, ella… ella… es una cabrona y quiero que entienda que nadie me trata así – confiesa e intento no reírme, aunque se me hace casi imposible. Así que intento guardar la compostura – ¿Por qué yo? – pregunto con cierta curiosidad, ella no lo piensa demasiado para responderme. – Porque, por lo que vi ayer, sabes muchas cosas de los demás o puedes conseguir información. Sus puntos débiles y eso es justo lo que necesito. Mostrarles a todos la verdadera cara de Sandra, para que no engañe a nadie más con su sonrisa estúpida. – su voz suena venenosa, con ese tipo de tono que tanto odio. – ¿Y yo qué ganó? – me obligo a preguntar no muy convencida, lo divertido del momento comienza a diluirse. – Te daré lo que quieras podemos… – comienza a negociar pero lo gracioso de la situación vuelve y, sin poder evitarlo más, me carcajeo. – Para tu ahí tu carro – la interrumpo – ¿Enserio estarías dispuesta a darme lo que quiera por simple venganza? – no termino de creerme lo que acabo de oír.


Brenda duda de sus palabras, veo el titubear en sus ojos, sin embargo asiente. Me sorprende mucho, lo admito, pero su convicción no es suficiente para mí – Vaya, no es por nada pero estarías dispuesta a vender tu alma al diablo por esto ¿no? Digo hacer lo que yo quiera… – me acerco peligrosamente a ella, siento su aliento en mi cara. Rozo su mejilla con uno de mis dedos; no se aleja, se mantiene firme. Sería tan fácil sólo besarla y seguirle el jueguito pero… no quiero. – Lastima que no me interesa, así me hicieras dueña del Universo no te ayudaría – me alejo, veo como su rostro cambia e intenta mostrar su descontento; la detengo. Pongo mi mano en su boca para que no hable y continuo – Espera, no he terminado – quito mi mano – La razón de mi negativa es simple. Uno, es todo un cliché y odio los cliché; dos, estoy totalmente en contra de la venganza es toda una estupidez; tres, no soy de esas chicas que crean rumores de otros, son una molestia – termino para recostarme de nuevo sobre el árbol – ¡Ajjj, vamos no seas tan moral! Estamos en preparatoria, los chismes son el día a día. Además yo sólo quiero la información, no que tú vayas por ahí diciéndola – Trata de convencerme – No me vas a convencer creidita, mi respuesta sigue siendo no – sigo en mi posición, ella no me cuestiona más.


Estoy por quitarle mi audífono y seguir en lo mío, cuando voltea hacia ella. Verla me hace notar lo triste que esta, aunque no llore se nota en sus ojos el dolor de su corazón roto. Su tristeza estaba tan clara como el agua, a pesar de su actitud de siempre. Esa mirada perdida en el cielo y ese pequeño suspiro que salía de sus labios, casi inaudible, la delataban. Las conocía bien, esas actitudes y gestos que se ocultan atrás de una máscara para que nadie piense que duele; para que piensen que todo está igual; que sigues siendo tú a pesar del dolor, pero no es así. Lo sabía muy bien, había estado antes ahí… hacía mucho tiempo.


Verla me dejaba un mal sabor de boca, justo como ayer verla a punto de llorar me había estremecido el corazón. No sabía bien por qué, tal vez simplemente verla así me traía demasiados recuerdos. Recuerdos que no estaba dispuesta a traer a mi memoria. De ahí mis ganar inexplicables de sacarle una sonrisa.


Aquí voy, de malas pero voy. Haciendo malabares pa´ pagar la renta de hoy. Que venga más, yo aguanto mucho más…” canto exagerando algunas partes y haciendo voces extrañas en otras. Ante mi ridiculez, ella comienza a reír. Me mira como si fuera un bicho raro. Estoy por seguir, cuando una de sus manos cubre mi boca. “Yo aguanto mucho más. Cansada con hambre, de buenas o malas. Yo llego hasta el final” canta por mí, es mi turno de sonreír. Su voz es hermosa; yo siempre lo decía, pero nunca frente a ella o se creería aún más. – Mmm… – pongo un dedo sobre mis labios después de que ella quita su mano. – En definitiva lo hice mejor –Ella niega con superioridad, más que eso con burla. Sonrío satisfecha, logré lo que quería.


Pero, de nuevo, no dice nada más. Se levanta, me da el audífono y comienza a alejarse; entonces la detengo. La jalo del brazo para que me mire. – Propón algo interesante y pensaré en darte mi ayuda. Sí lo consigues haré lo que tú quieras – le digo, en su rostro aparece una mirada determinada. – No podrás escaparte de esta entonces – declara con los ojos en llamas, no obstante me preocupa poco. Soy lo suficientemente astuta para evitar cualquier situación.


Ahora, por otro lado, era el momento de hacer algo que deseaba desde hace rato. Sin dejar que se mueva, jalo de su brazo y la besó. – Algo importante – me separo apenas unos centímetros – Yo robo los besos que se me den la gana – la suelto. Comienzo a alejarme en el momento que una mano toma mi nuca. Ella, sin darme tiempo, me vuelve a acercar. Me da un beso, pero no como los de antes. Este es uno realmente bueno, nuestras bocas se juntan aún más que antes. Brenda aprieta mi nuca, mientras yo la acerco de la cintura. No sé cuánto tiempo estamos así, pero en cuanto nos separamos mi mente se encuentra en blanco. – No lo creo – dice con burla cerca de mis labios. Es como si me incitará a volver por ellos.


Un momento después se aleja, caminando hacia el edificio de la escuela. La miro irse hasta que mis ojos la pierden. Me peino el cabello con una mano. “Como la odio, siempre quiere hacer lo que sea conmigo. Como si fuera su maldito juguete” pienso molesta. “¿Cómo es que estoy cayendo tan bajo? ¿Deseo? Aunque no besa mal” un sinfín de preguntas se amontona en mi mente. Me acuesto en el pasto y suspiro. “No de nuevo” me despido de la breve claridad que tenía, aceptando el sin fin de preguntas que vuelven a mi mente.


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