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Amantes Modernos por noemibeargirl

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Notas del capitulo:

Hey!! He vuelto, después de unas largas vacaciones con el cerebro seco y por algunos otros retrasos... He avanzado más a la historia. Así que seguiré con las actualizaciones los viernes. Y bueno para no hacerla larga... Espero que lo disfruten

---Brenda---

Camino hacia clase, sigo sin creer cómo es que adivinó la contraseña. ¿Cómo es que hizo algo que ni siquiera yo pude hacer? “Qué raro” se me hace inevitable pensar, sin embargo alguien interrumpe cualquier conjetura que pueda tener. – Brenda – oigo a Mari gritarme desde atrás; la miro con sorpresa. Pensé que se había ido con los demás, después de todo todavía me falta francés. – Hola ¿Todavía no te vas? – le pregunto directamente. Ella sonríe enigmática, me da miedo. – No, te espero. Vayámonos juntas – responde sin abandonar su gesto. “Esto es malo” sé que no me esperaría sin una buena razón. No obstante, negarme es imposible. Así que no me queda más que la resignación – Vale – sonrío a duras penas, sabiendo lo que me espera. Ella asiente satisfecha – Te veo en la estación del metrobus, no trates de escapar – me señala antes de voltearse a la salida. “En definitiva estoy perdida”.

Al terminar mi clase nos encontramos tal y como habíamos quedado, pero ella no menciona nada del tema. Sólo me pregunta acerca de mi clase y permanece en silencio. “Tal vez me equivoqué” me tranquilizo, perdiéndome en el mar de pensamientos que tengo. – Luces cansada – su voz me saca de mi ensimismamiento, no me di cuenta el momento en que empecé a ver la ventana del camión – Sí, es sólo que han sido días pesados – trato de ocultar mi pesar, aunque tampoco es del todo mentira lo que digo. Me parece difícil de creer que apenas es martes y ya no aguanto la escuela.

– Ya veo… Aunque claro ocultar que te estas besando con Fer seguro es agotador – se recarga contra el barandal y me mira, con esos ojos que logran descubrir cualquiera de mis mentiras en un instante – Espera… ¿Qué? – me quedo sin habla, siento el corazón salirme del pecho – No te hagas la tonta Brenda, ya lo sé – su voz no suena molesta o enojada, simplemente fastidiada. Yo no sé qué decir, en definitiva no esperaba que fuera a decirme eso. Pero, para ser justos, ella es la única a la que podría decírselo – Ahh… Está bien, no es algo que yo quisiera que ocurriera. Es sólo que… – trato de excusarme, pero ella me detiene. – Claro que no lo quieres, por eso fuiste tú quién la beso – se cruza de brazos, lo que comenzó como una simple molestia comienza a volverse furia pura. – Ah… – las palabras se atoran en mi garganta, incapaces de salir de mi boca – Puedo explicarlo – es lo único logro decir. Mari entrecierra los ojos – Será mejor que lo hagas – susurra a duras penas.

Quiero comenzar a contarle; pero las personas del camión comienzan a vernos raro, o esa es mi idea, y me incomodan. – Te parece si hablamos en otro lado – Mari no parece muy convencida, sé que piensa que voy a darle vueltas al asunto. Sin embargo, tengo un método eficaz para convencerla – Conozco un lugar de crepas cerca, yo invito – de inmediato su rostro cambia, por poco y se le cae la baba. – Bueno… –trata de mostrarse indiferente, mas su rostro la delata. Tomamos nuestras mochilas del suelo y bajamos en la estación que sigue.

Como siempre Mari pide una crepa de fresa con nutella, es su favorita de toda la vida. La come con tanta emoción que me hace recodar nuestros viejos días de secundaria. Pareciera que fue ayer cuando íbamos cada viernes por crepas a la esquina. Yo pido lo primero que veo, junto con una malteada de vainilla. – Bueno entonces… – me incita a hablar. No le doy ni un bocado a mi platillo y ya he perdido el apetito. Aun así decido dejar de evitar el tema y le cuento todo lo sucedido con Fer, esta vez sin ocultar nada.

Cuando termino, ella se queda con una cara que hacía años no veía; está sorprendida. – Vaya… – es lo único que dice, jugando con la cuchara. Hace rato que ella termino su crepa, mientras que mi postre sigue intacto. Le doy una cucharada esperando que ella diga algo, sin embargo permanece en silencio. – ¿Vaya? ¿Eso es todo lo que dirás? – la miro interrogante. No quisiera sonar demandante, pero esperaba más que un Vaya de su parte. – Tú sabes lo que voy a decir – habla antes de dar un sorbo a su café. “Tiene razón” pienso resignada, no lo quería admitir. Pero conozco lo suficiente a Mari para saber qué dirá. No obstante, saberlo no bastaba – Necesito que lo digas – miro hacia la mesa, no me atrevo a mirarla a los ojos. Ella da otro sorbo antes de volver a hablar – Estás cometiendo un error, no deberías hacer ese trato con Fer. Sabes que puede terminar mal – Escucharla es como escucharme a mí misma, tal vez es por eso que necesito justificarme – Entiendo, pero no puedo quedarme de brazos cruzados. Sandra me trato como pendeja, quiero que se sienta igual – aprieto mis puños bajo la mesa, siento como la sangre comienza a hervirme. – Brenda muchas personas te van a tratar como pendeja, créeme. Aun así esta no es la solución. No digo que te quedes con los brazos cruzados, hay otras maneras – me mira seria. Mas, por alguna razón, sus palabras me hacen sentir impotente. – ¿Qué otra manera? ¿Ser la única que sufre esperando superarla? ¿Buscando mil y un maneras de evitarla? ¿Dejando que el tiempo pase y haga “lo suyo”? No puedo hacerlo… – siento mi corazón latir furioso – no de nuevo – susurro para mí.

Mari permanece en silencio, niega con la cabeza y hace la pregunta que me pone en jaque – ¿Por qué Fernanda? – sus ojos son tan sinceros, que por un momento veo a la Marisol que conocí hace tres años. Aquella chica inocente y, aunque ahora no lo parezca, terriblemente emocional. – Porque… – trato de encontrar las palabras correctos – Ella conoce mucho de las personas. Ser una maldita… mujeriega, le trae sus ventajas. Sabe sus puntos débiles y las cosas que más les importan. Además, aunque me cueste admitirlo, es muy lista la hija de su… – detengo mi enojo e intento tranquilizar mi respiración. – Ajá y por eso la besas – pone sus manos bajo su mentón, me está retando. – No es que… Ella… ¡Fue su culpa! – grito nerviosa; de nuevo trato de calmar mi respiración. – Es sólo que… Perdí la razón. Ella me besó la primera vez y fue como si por un momento todo dejará de importar. Por un instante sólo importaba esa sensación, sus labios contra los míos. Y… mierda, besa tan rico – me tiro contra la mesa.

Apenas termino de sentir las palabras rozar mis labios, me avergüenzo. “¿Qué mierda acabo de decir?” de nuevo mi mente es un revoltijo. – Vaya… – y dale con su vaya. Pienso que de nuevo va quedarse callada, pero me equivocó – Pensé que sólo los hombres se dejaban controlar por sus hormonas – declara; me hace extrañar el silencio – ¡Marisol! – exclamo más apenada. Ella se ríe un poco antes de volver a su seriedad. – Bueno… No puedes negar que hay química entre ustedes… Pero… ¿Y Rebeca? – me mira angustiada. Ese solo gesto hace que se me estruje el estómago, esta vez es mi turno de callar.

– A menos que… – susurra para sí misma, aun así la alcanzo a escuchar. – ¿A menos que qué? – digo seria, espero que no diga lo que creo. – A menos que te guste Fer… – dice tímidamente. – No, de ninguna manera – la sola idea me parece una locura. – Brenda no tiene nada de malo. En primera ni siquiera sé porque tú y ella… – comienza a decir, entonces la detengo violentamente. – ¡Ni siquiera lo digas! – digo tan fuerte que algunas personas se nos quedan viendo, no sé en qué momento me pare de la silla. – No me gusta Fernanda y eso no debe cambiar ¿está bien? – la miro con tal gravedad que Mari se encoje en su silla. – Esta bien, perdóname. Entiendo que hay cosas que ambas guardamos y no queremos recordar. Enserio lo siento fui muy desconsiderada – sus ojos sinceros se instalan en mi pecho. Me vuelvo a sentar; trato de calmarme, aun siento la sangre caliente correr por mis venas. – Tú también perdóname, no debí gritar – ambas nos damos ese perdón de mutuo silencio. Es oficial que la conversación termina aquí.

 

Bueno y ya que no has tocado tu postre… – se le cae la baba. – No, es mío – lo alejo jugueteando. Mari casquea la lengua. – Bueno igual tú invitas – me saca la lengua antes de pedir otro café. “Esta tonta me va a dejar en la banca rota” sonrío antes de darle otra cucharada a mi postre. El ambiente se calmó; me ha vuelto el apetito.  

 

Notas finales:

Bueno espero que les haya gustado, pronto traeré otro capitulo (Tal vez antes del viernes si me hago un tiempo libre jejeje). Lamento la demora pero la verdad es que... perdí el cuaderno donde siempre escribo la historia y apenas hace unos días apareció (Consejo: No dejen las cosas importantes botadas TnT)

Y como siempre digo, cualquier comentario que quieran dejar es bien recibido :) 


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