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Amantes Modernos por noemibeargirl

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Notas del capitulo:

Bueno chicxs esta vez me he tardado menos, perdonen pero ayer caí muerta mientras escribía el capitulo. Aunque este es más largo que lo usual (Agradezcan a mis profes faltistas de la Uni XD). Así que sin más... Espero que les guste 

Primer Avión - Matisse, Camilo

---Bren---

“Prepara el café como siempre. El mismo desayuno de los viernes y no estabas. Tú no estabas…” la música cubre todo el salón, en el que esperamos por nuestra próxima clase. Dani, la encargada de la música, mueve las caderas al ritmo de la canción. A la par escribe en su libreta de física la tarea que no hizo. Mari sigue el ritmo con su dedo, sin dejar de dibujar. Rebe, bueno ella ha estado pérdida en sus pensamientos todo el día. Por mi parte sólo quiero encontrar la forma de convencer a Fernanda.

Anoto en una vieja libreta todas las posibles ideas, pero no se me ocurre ninguna buena. Es como si mi cerebro estuviera seco. – Ah… – aunque escuchar los incesantes suspiros de Rebeca tampoco me ayuda. Y, al parecer, no soy la única afectada. – ¡Rebeca! – Exclama Dani – ¡Deja de suspirar que arruinas la canción! – si hay algo que realmente molesta a Daniela es que interrumpan su música. – Lo siento… – Apenas termina de disculparse, Rebe vuelve a su estado cuasi estático.

Las tres la miramos. Ella puede ser muchas cosas, pero nunca una chica de pocas palabras. – Rebe… ¿Qué tienes? – Mari, como se esperaba, es la primera en hacer las preguntas difíciles. – ¿Eh? – ella reacciona, aún con la mirada pérdida. – Nada, sólo estaba pensando… – trata de zafarse, mas no la dejamos. – Rebeca – Dani la mira duramente, ella intenta ignorarla; aunque le es imposible. Suelta un nuevo suspiro y, por fin, decide hablar – Ayer me fui con Fer – Lo hace sonar como el secreto más grande de la humanidad; sin embargo, eso era más que obvio. – Y… – la incito a seguir, odio cuando me dejan a medias. – Me acorraló contra la puerta del vagón y… – suelta otro suspiro antes de continuar, mi corazón se detiene. – Me susurró al oído. Fue tan intenso – sus ojos se iluminan. Como si las tres estuviéramos sincronizadas, nos golpeamos la frente al escucharla.

– Chale Rebeca, pensé que habían fajado o besado. No eso – Dani rueda los ojos decepcionada. Mari y yo estamos igual. – ¿Qué? ¡No! Dejar que me bese así sin más sería caer en su juego – asegura. Mari voltea a verme discretamente, yo me hago la tonta. – Aunque eso sí – se levanta de la silla y empuña su mano – Le he declarado que será mía – De nuevo las tres la miramos – Cuanta confianza – las palabras huyen de mi boca, con un toque despectivo. Trato de excusarme, no obstante, Rebe me interrumpe – ¡Claro que tengo confianza! Sino qué me diferenciaría de las otras – sonríe orgullosa.

De nuevo Mari me mira “Con que otras…” es como pudiera leer sus pensamientos. – Perdona…Sólo no quisiera que salieras herida. – corrijo mi metida de pata. Rebe sonríe de medio lado, va hacia mí y me abraza. – Aw… Brenda – siento la mirada de Mari atravesarme la nuca. No soporto la presión en mi pecho, así que la alejo – Ya no te pongas cursi – me excuso; miro hacia otro lado. – ¡Por supuesto que soy cursi! ¡Ser cursi es lo mejor! – grita entusiasmada. Sus palabras me recuerdan algo que creí perdido.

–No seas cursi – me separo de ti. Aun así, tú regresas para continuar besando mi mejilla, una y otra vez – Sí lo soy – aseguras siguiendo lo tuyo – Sí, pero yo no – te vuelvo a alejar; esta vez lo suficiente para detenerte. – Humph… Entonces me iré con alguien que sí lo sea – dices en puchero. Aunque sé que bromeas, siento un golpe en el estómago; odio cuando dices que me dejarás.

Me levanto con rudeza y camino lejos de ti. – ¡Oye, espera! ¡Lo siento! – corres tras de mí hasta que alcanzas mi mano. – Lo siento – vuelves a decir – Sabes que no importa quién ni qué, yo siempre estaré tras de ti – me acercas a tu pecho, yo volteo. Nuestras se rozan, entonces me besas. Cuando nos alejamos tú tienes esa sonrisa idiota. Cómo dio que me hagas sufrir y gozar con sólo un beso. – Además – agregas aun sin alejarnos – Sé que en el fondo eres una cursi reprimida – sales corriendo, no sin antes reírte; sabes lo que te espera. – ¡No soy cursi! – te grito y te persigo para golpearte.

Brenda ¡Brenda! – la voz de Rebeca me regresa de mi viaje al pasado. – Perdona ¿Qué dijiste? – pregunto aún con el corazón volcado en emociones. – Te pregunté si tú eres cursi – me mira animada, parece que ha vuelto a su ánimo usual. – No – sacudo la cabeza, borrando cualquier recuerdo – No lo soy – niego con firmeza. Mari vuelve a verme, pero esta vez enserio no me importa.

Mi respuesta es tan dura que la plática se termina. Dani vuelve a su cuaderno; Mari sigue dibujando; Rebeca saca un libro, seguramente de romance, y vuelve a suspirar. De nuevo, lo único que se escucha es la música. Dani volví a repetir la canción de antes. “Sé que prometí ser paciente. Pero qué le hago si me duele, la distancia. Nos tiene en pausa” Esa frase se me queda en la cabeza. Pienso en el recuerdo que acaba de cruzarse en mi mente. En todos esos momentos que siento que he perdido algo importante, que siento que me falta algo. Y no puedo evitar preguntarme “¿Acaso mi vida está en pausa?”. Miro afuera, veo las hojas de los árboles tiradas en el pasto; la respuesta es clara. La vida no se detiene por nadie, no espera nada. Por más que lo deseará, todo continúa su rumbo con o sin ella.

Para cuando finalizan las clases sigo sin tener nada que proponerle a Fer. Así que decido ir a un lugar tranquilo para pensar, pero tampoco funciona. Camino en círculos alrededor de la entrada del auditorio, comienzo a frustrarme. Sigo sin lograr nada, he pensado incluso en planear algo tipo Pretty Woman. Mas sería muy obvio y ella diría “– Eso es de mujer bonita–“ ya me imagino su voz petulante. Además cualquier idea que pueda imaginar, inevitablemente es cliché. Es odioso idear algo que no se haya escrito, visto o hecho película en esta época.

Ajjj… – paro mi caminata y me siento en la base de las escaleras. Tal vez debería hacerle caso a Mari y dejar esto por la paz. De igual manera, con el tiempo, lo de Sandra no será más que un mal recuerdo. Aunque, dejarlo así me haría sufrir demasiado. Pasaría noches en vela con miles de pensamientos invadiendo mi mente. Con todos los hubiera posibles carcomiéndome el alma, con el millón de suposiciones rompiendo mi corazón. No, no podía vivir con eso; no de nuevo.

“Mierda, mierda. ¡Piensa cerebro inútil!” me obligo a mí misma a no rendirme. – ¿Estás bien? – una voz interrumpe mi violencia mental. Es Rebeca que me mira risueña. – Sí, sólo trato que mi cerebro funciona – suspiro cansada. Ella se ríe con lo que digo. – Así que esa es tu cara de extrema concentración – mira su celular fijamente. No entiendo a qué se refiere – ¿Qué cara? – pregunto con sus palabras dándome vueltas. – Esta – me enseña su celular con una foto mía. Tengo el ceño fruncido, la nariz arrugada y me muerdo los labios. Luzco horrible. – ¡Borra eso! – exijo furiosa. – Me niego – Rebe apaga el celular, lo guarda en su bolsillo y se cruza de brazos. – ¡Hazlo! – ordeno. Me levanto e intento atraparla. Sin embargo, me cuesta trabajo el sólo rozarla; es muy ágil. Aun así no me rindo, soy demasiado testadura.

Entonces, por fin, logro tomarla del brazo. – Bórrala – forcejeamos por el celular – No lo haré – continua negándose. Mis brazos se están cansado, así que me voy por mi plan B. Negociar. – Bórrala y te daré lo que quieras – al instante Rebe suelta el celular y sonríe victoriosa. “Ay no” – Trato hecho – acepta de inmediato – La verdad es que Mari me mandó a buscarte. Dijo que tenías algo que decirme, pero sabía que no sería sencillo que lo dijeras. – Se sienta en el lugar donde yo estaba – Dímelo y borro la foto – asegura. Me ha tendido una trampa – Yo… – trato de zafarme. Mas, sé que ya no hay salida. Por lo que me siento a su lado y saco toda la sopa.

Cuando termino de hablar, Rebeca tiene la boca en el suelo. Por supuesto que no le dije ciertos detalles, como los besos por ejemplo. – No te puedo creer – es lo primero que logra decir. – Pensé que odiabas a Fer – se queda pensando con cierta ilusión; la detengo antes de que se haga ideas – Y lo hago. No me agrada, pero necesito de su ayuda – digo enfurruñada.

Sé que tal vez no estás de acuerdo – comienzo mi discurso para convencerla, como con Mari. Pero, ella me detiene – Yo creo que deberías hacerlo – esta vez es mi turno de quedarme sin palabras – Pero por qué… – de nuevo, ni siquiera me deja terminar. – Porque pienso que te ayudará. Si yo estuviera en tu lugar, le parto la madre a Sandra. Así que decirle sus verdades no me parece tan malo – pasa su brazo tras de mí y me agita el cabello. – Gracias – siempre que me abraza me siento un grandioso confort.

– E igual sirve que se llevan bien – sube y baja las cejas emocionada. – Eso nunca. Además no sé me ocurre que decirle para que me ayude – suspiro y me recuesto en su hombro. – Tranquila, ya sé te ocurrirá algo. Con que no le digas que sean amigas con derechos por mi está bien – dice como broma, pero a mí se me hiela la sangre. “Mierda” pienso con remordimiento – No digas bobadas – actuó con naturalidad – Dejemos de hablar de esa idiota y mejor escuchemos música – propongo para cambiar el tema.

Saco mis audífonos y los conecto al celular, en el momento que escucho reír a Rebeca. – Tú siempre oyes música ¿no? – me mira con una ligera sonrisa. Yo la observo sin comprender bien – ¿Enserio? No lo había notado – pienso en voz alta, mirando mi larga lista de canciones – De verdad. En clases, en las horas libres, en biblioteca e incluso cuando salimos. Siempre traes a la mano tus audífonos. – asegura, haciéndome pensar. – Pues creo que me gusta oírlas para después cantarlas – respondo, después de repasarlo por mi mente. Al instante una idea enciende mi cabeza. – ¡Eso es! - grito emocionada, tomando a Rebeca por lo hombros. – ¡Rebe eres la mejor! – declaro emocionada, ella me mira sin entender. – Luego te diré lo que se me acaba de ocurrir. Ahora me tengo que ir, tengo mucho que planear. Gracias – le beso la mejilla, me levanto de golpe y salgo corriendo para la salida.

– Te veo mañana – grito ya desde la distancia. Por fin sé cómo llegar a Fernanda y algo me dice que no podrá negarse. Más que sea cliché o no, es algo que quiere. Algo que sé que desea, aunque no lo diga. Sólo necesito planearlo bien y ambas tendremos lo que deseamos.

 

Notas finales:

Bueno hasta aquí el capitulo. Algo que me gustaría recalcar es que en la historia, quisiera tuviera como protagonista la música. La verdad, mucho de lo escribo viene como inspiración de alguna canción o así. Por ello si quisieran que pusiera alguna canción en el fic no duden en ponermelo en los comentarios. Me gusta cualquier tipo de música. Sin más gracias por leer y por sus reviews, hasta la próxima semana :)


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