Corazón Anonimo
by
Kitsune _alys
El amor es extraño, que lleva tus sentimientos como las hojas lo hace con el viento, hacia un rumbo desconocido e inexplorado, de ese modo guio los míos para alcanzar los misterios del mundo y descender sobre un enigmático personaje, que cambiaría mi vida súbitamente.
No tenía sueños de un amor apasionado como lo narran esas novelas; con las que me pasaba soñando mientras leía cuidadosamente, cada párrafo que plasma ilusoriamente el autor, jamás pedí algo tan sublime como un encuentro inesperado con promesas a medias.
A decir verdad, tal vez lo deseaba pero me negaba aceptarlo porque aquello solo sucede en las historias y no en la cruda realidad, donde la monotonía hace hogar en mi corazón en compañía de la soledad, dándose un festín con lo poco que existía en mi interior.
Como una Julieta melancólica, sabiendo que no existiría Romeo alguno brincando el balcón, para profesar amor eterno, ofreciendo terminar en un drama de muerte y dolor. Solo ilusión puesto; que el amor era carente en las hojas de mi destino.
Pero… ella lo cambio todo en un fugaz latido, en un sutil susurro, con palabras jamás descritas; que en novela alguna se atreviesen a escribir con tan desgarrador ímpetu, la experiencia de sus manos en fortuitos roces sugerentes, despertaron mi curiosidad.
Tentación, Pasión…lujuria encarnados en un solo ser, que se presentaba ante mí en forma de mujer; gélidos y sagaces ojos celestes me estudiaban, sesgadas y seductoras sonrisas me atraían, que cegada por su hechizante encanto me deje llevar.
Una mujer, mi igual era quien llevaba mis pasos hacia las sombras, exuberante cabello azabache flotaban armoniosos hasta su cintura, como si invitasen a ser acariciados con anhelo, como el de sus dedos pulcros y delgados que se cerraban en los míos.
La música de fondo se perdió, las conversaciones triviales y el tintinear de copas se volvió distante, mientras mis zapatillas hacían eco en el ascenso por aquellas extensas escaleras, era como estar perdida en las páginas de una historia de suspenso.
Sabía que ocurriría después, al cruzar el umbral de aquel desconocido lugar, una experiencia que quedaría tatuada en mi piel y en la memoria, cuando su dedo delineo mi barbilla y acerco sus labios para envenenar los míos.
Ambrosia absoluta inundo mi paladar, quien necesitaba el oxígeno en ese momento, cuando en un profundo océano me reflejaba y una cascada de sedosos cabellos caía sobre mí, cuando el paraíso yacía aquí al alcance de mi mano.
Me sentía aprendiz en el arte, dejándome conducir por la hermosa instructora, que guiaba gentilmente el son de ese baile caprichoso, acompañado de aquella voz susurrante e hipnótica que lentamente me transportaba hacia un abismal sentimiento.
Se volvió artista en el lienzo de mi piel, escritora en los capítulos de mi alma, no sabía su nombre y ella desconocía el mío, en una entrega anónima, las palabras morían entre los pliegues de las pálidas sabanas.
Su embriagante perfume se impregnaba, los besos quemaban en diminutas suplicas de mis ojos, anestesiada y extasiada me hizo desbordarme del caudal de mi juicio, en donde no había más refugio que naufragar hacia sus brazos.
Indudablemente esa fue una noche que quedaría grabada eternamente en mi corazón desolado, tras haberme perdido en el inmenso azul de unos ojos atrayentes y dejarme acariciar por finos cabellos nocturnos; que sobre mi hombro yacían esparcidos mezclándose con la lividez de los míos.
Sabía que el mañana traería soledad y vacío, estaba consciente de que al salir el sol no quedaría más rastros que la esencia de su existencia en mi piel, un encuentro casual de dos almas solitarias.
Lagrimas renuente a permanecer dormidas, se me escapaban silenciosas a la luz de la luna, acurrucada entre la calidez que emanaba, mañana… mañana de nuevo estaré en la monotonía, pensaba mientras me entregaba a un temporal letargo.…
Que desapestar tan frio, que amanecer más desolado a cada prenda que iba recuperando seguía devolviéndome a la realidad, me di la vuelta para no mirar atrás, pero mi mano quedaba dudosa en el pomo de la puerta, suspire mentalmente este era el último paso para despertar.
Cerré sin mirar atrás, camine lento para no sentir nostalgia, esos escalones ya no eran tan misteriosos, mis pasos sonaban serenos, pero el perfume de ella seguía latente como si me hiciese compañía una vez más.
La brisa agito mis cabellos, la luz del día cegó momentáneamente mis ojos, volvía al mundo de los mortales pensé, antes de dar el paso al exterior, pero una mano detuvo aquel escape haciéndome girar.
-Te irás… sin decirme tú nombre - esa voz gentil me inundo, haciéndome perder el habla y quedar capturada una vez más en el océano de sus ojos, solo que esta vez podía quede eternamente.
-Mi nombre es…-¿el nombre importa? me dije interiormente, cuando sus labios me robaron el aliento esa vez y por el resto de nuestro días, el sueño se tornó realidad, la soledad alzo el vuelo para dejar el amor colarse sutilmente en mi corazón.
Fin.